El filosofo griego Sócrates tenía la facultad de desligarse de la influencia de su vida exterior y concentrarse en pensamientos profundos por horas y hasta por días, inconsciente del calor del día o de las burlas. Otros hombres de alma noble, preocupados por el bienestar espiritual de la humanidad, han sido capaces de practicar este tipo de separación; pero en el caso de Juan, fue el Espíritu Santo quien le dio el poder para lograr esa abstracción espiritual.

Ciertamente, Juan era un hombre santo y estaba habituado a largos períodos de comunión con Dios y meditación, y fue en uno de esos períodos de reflexión espiritual en que un día el Señor lo transportó por el Espíritu a lugares celestiales. Así fue como su naturaleza meditativa y los dulces y preciosos recuerdos de Cristo lo prepararon para aquellas visiones extraordinarias descritas en el libro de apocalipsis.

Algunas personas piensan que debemos considerar el Apocalipsis como un enigma de la Iglesia. Como dice un crítico: "Mientras más se estudia, menos se sabe de él". Sin embargo, este es un libro de Revelación, no de misterio, ni de cosas encubiertas.

El nombre "Apocalipsis" significa revelar, descubrir, correr una cortina, revelar algo que ya no puede estar encubierto. Pero además, este libro es de esperanza. La desesperación cuelga como una nube negra sobre las aspiraciones de los hombres, porque las nuestras son las páginas más oscuras de la historia de la humanidad. Con el despliegue actual de las fuerzas revolucionarias, somos testigos del suicidio de la civilización. El crimen es el orden del día. Nuestro mundo ha sido quebrantado y ensangrentado por el odio. Pero el mensaje claro e inequívoco del Apocalipsis es el triunfo final del bien sobre el mal. En esto no hay dudas: los lamentos de la tierra han de cesar, porque viene un Rey que establecerá un reino universal de paz y de justicia.

Es aquí, en este maravilloso libro, donde podemos respirar el aire tranquilo de la victoria del Mesías. Oh, cuanto deseo que el grito de la injusticia social, de la violencia organizada o de la miseria moral en la que estamos, puedan ocasionar que nuestro corazón se incline hacia nuestro creador y podamos todos reconocer que necesitamos a Cristo y sus enseñanzas como el centro de nuestras políticas públicas y privadas, personales y colectivas, para que esa imagen tan gloriosa manifestada en el libro de Apocalipsis, del triunfo y la gloria manifestada del Emanuel, sean parte de nuestra propia realidad como país y como personas.

Pastor Presbítero Pablo Pinto Salamanca,

Consejo Regional de Pastores Evangélicos de La Araucanía

El año pasado las autoridades de Salud informaron que dos millones de pacientes del país estaban en las listas del sistema público, de los cuales un millón 700 mil requerían desde hace años atención de especialista y 330 mil aguardaban por una intervención quirúrgica.

Uno de los golpes más importantes que tuvo la pandemia de coronavirus en el sistema de salud fue el desplazamiento de la atención de patologías no covid 19 durante los meses más complicados de la emergencia sanitaria. Y si bien la situación paulatinamente se fue normalizando, aún el sistema acumula listas de espera que se encuentran en niveles inéditos. La ministra de Salud, Ximena Aguilera, ha reconocido que la meta de terminar con las listas de espera en las atenciones médicas no era real y que por ello el objetivo de la cartera que encabeza ahora es reducir lo más que sea posible los tiempos de espera.

Ha comentado que si bien las abultadas listas de espera vienen de años, con la pandemia se agravaron.

Por otro lado, está la gran cantidad de suspensiones de cirugías en los establecimientos públicos de todo el país.

La disponibilidad de quirófanos es especialmente importante, considerando que los pacientes esperan un promedio de seiscientos días por sus intervenciones. Un informe elaborado por el Instituto de Políticas Públicas en Salud de la Universidad San Sebastián, señala que mientras en el año 2017 se utilizaba el 92% de los 660 pabellones quirúrgicos disponibles y en 2019 era el 91% de los 672, ahora la red estatal cuenta con 659 pabellones, aunque de estos sólo el 83% (550) está efectivamente habilitado, es decir, cuenta con el equipamiento y el personal necesario para funcionar.

El alza de las listas de espera por cirugías o atención de especialistas afecta a muchas personas, pero es especialmente dramática en el caso de la salud, al igual que las cifras de suspensiones de operaciones. En algunos casos significa que se agudizan las enfermedades y en otras significa la muerte del paciente.