Es evidente que hoy un alto porcentaje de niños y jóvenes muestra poca motivación por la lectura y es una verdadera odisea que los profesores logren interesarlos en un libro. Por años, el tema ha sido recurrente para las autoridades del Ministerio de Educación.

La falta de lectura limita la mentalidad y el vocabulario de nuestros niños y jóvenes. La respuesta recurrente que se suele dar es que frente al avance de la televisión y de los juegos por Internet, que atraen con su colorido, movimiento y temática, es poco lo que se puede hacer. La ley del mínimo esfuerzo los lleva a escribir en forma abreviada, saltarse las reglas ortográficas y encontrar todo hecho en los buscadores de Internet, limitando su creatividad.

En los últimos años se han dado importantes pasos en algunos colegios, que entregan el carnet de lector de biblioteca a los alumnos en primero básico, porque la biblioteca debe ser un lugar familiar y cotidiano para los estudiantes. La lectura complementaria no es una actividad aislada de los profesores de Lenguaje y Comunicación, sino que forma parte de un proyecto lector dentro del colegio, que debe ser compartido en la escuela y en la casa. La clave antes de comenzar un proyecto es detectar los intereses y motivación de los niños, más que los libros que interesan al docente. Si el sistema educacional quiere que los niños participen más, entonces ¿por qué no fomentar el darles un listado y que ellos escojan? En algunos países se opta por "diarios de lectura", donde cada estudiante lleva un cuaderno con los libros que ha leído, sus impresiones y cada cierto tiempo se junta con el profesor a discutirlo. El tema requiere soluciones creativas.

Stephan Schubert,

diputado por La Araucanía

Las urgencias de este gobierno en materia educativa no pasan de ser temáticas que responden a intereses ideológicos y presiones políticas, propias del activismo que ejerce el ministro de Educación, ahora, desde la posición de jefe de una de las carteras más importantes. Así lo reflejan las encuestas y el índice en la ejecución del presupuesto, por ejemplo, en la asignación de transporte escolar rural que tuvo un 0% de uso en meses del 2022, lo que es lamentable y evidencia que el gobierno no se ocupó de facilitar las medidas necesarias a los estudiantes de zonas rurales para poder asistir a sus colegios y, por ende, es corresponsable de la deserción escolar en estas comunas.

Sus prioridades están lejos de responder a las verdaderas necesidades de los estudiantes y sus familias, y así lo demuestra la Segunda Encuesta de Caracterización de la Educación Rural en Chile, realizada por la Fundación 99, que da a conocer que sólo el 8% de los profesores de establecimientos educacionales rurales alcanzó a pasar más del 90% del currículum priorizado en el 2021, a su vez que el 25% de los profesores alcanzó a pasar entre un 76 y 90% de los contenidos, mientras que un 39% de los profesores sólo pasó entre el 51% y 76% de éstos, escenario crítico que se agudiza aún más en los colegios municipales, de acuerdo al estudio mencionado. Es necesario aclarar que dichos porcentajes no corresponden al currículum nacional completo, dado que por causa de la pandemia excepcionalmente se ha utilizado un currículum de emergencia más acotado.

A todas luces, se muestra un escenario desfavorable en la educación rural que perjudica a más de 250.000 estudiantes que pertenecen a este tipo de establecimientos y sus familias. Ante esta realidad de precarización, es necesario preguntarse qué está haciendo el gobierno en esta materia. Gran parte se podría responder al examinar el índice de ejecución del presupuesto de la nación en programas relacionados a la educación rural, sin embargo, no se encuentran los informes del mes de marzo disponibles.