Algo de paz, dentro del dolor inmenso que significa para toda madre el perder a un hijo, dice tener hoy Karina Llanquitruf Salas, quien el día de la muerte de su hijo Manuel Ignacio Sandoval (21), le prometió que lucharía por hacer justicia.
Tras una larga batalla legal de más de cinco años, el Tercer Juzgado Civil de Temuco condenó al Servicio de Salud Araucanía Sur (SSAS), a pagar una indemnización de perjuicios por daño moral a la demandante Karina Llanquitruf, luego de los lamentables hechos ocurridos a fines de octubre de 2017 cuando el joven requirió de atención de urgencia en el Consultorio Miraflores de Temuco, centro de salud dependiente del SSAS.
Su recuerdo
Manuel era un joven estudiante de Ingeniería en Construcción de la Universidad Autónoma, quien combinaba sus estudios con su trabajo esporádico en un local de sushi.
Era deportista, amante del rugby, del canotaje y otras actividades deportivas que lo mantenían siempre lleno de vida y con una condición saludable que no hacían prever por ese entonces un desenlace fatal. "Mi hijo era querido por todos. Éramos los dos solamente y teníamos una gran relación madre e hijo", recuerda Karina emocionada al recordar el fatídico día en debido a un dolor de garganta concurrió al Consultorio Miraflores para recibir atención. "Después de cuatro horas lo atendieron y le dijeron que no tenía nada", señala la madre, quien prosigue su relato señalando que debido a su insistencia se le practicaron exámenes que arrojaron una infección severa. Por ello se le administraron medicamentos y luego se le dio el alta.
Pocos minutos después de salir del lugar, el joven presentó dificultad respiratoria por lo que debió volver al Consultorio . "Estaba con su carita casi toda morada. Alcanzó a llegar a la camilla y le dio un paro cardiorrespiratorio del que tardaron 15 minutos en reanimarlo. Mi hijo nunca más despertó y después de 12 días falleció en el Hospital Regional", expresa la madre.
A su juicio, si Manuel hubiera recibido una correcta atención, hoy estaría con vida. "Él recibió una mala atención, se le administraron medicamentos erróneos 'casi de la prehistoria' y en dosis que no eran las adecuadas", indica Karina.
Todo lo anterior le provocó un shock anafiláctico que deriva en un paro cardíaco el que desencadenó una hipoxia cerebral que lo condujo a la muerte tras una agonía de varios días.
Luego del fallo favorable del tribunal, la progenitora dice tener sentimientos encontrados. "Por una parte estoy tranquila de que se haya hecho justicia, pero por otro lado este fallo demuestra que mi hijo no habría muerto si se le hubiera dado una correcta atención", asegura la madre, quien dice que en medio de su dolor, hace tres años Manuel le envió un hermoso regalo. "Él siempre quiso tener un hermanito y hace 3 años nació mi hijo Simón", cuenta.
Día a día, Karina observa las señales enviadas por su primogénito fallecido. Una de ellas es haber ganado esta demanda civil, sin embargo, dice que insistirá con la acción penal que podría implicar penas de cárcel para el personal médico que pudo tener responsabilidad en la prematura muerte de Manuel Ignacio.