El problema de los basurales clandestinos en las calles de Temuco pareciera ser un tema de difícil solución. Ello porque si bien personal municipal realiza frecuentes esfuerzos por erradicar los puntos donde es depositada la basura, fuera de los horarios en los que pasa el camión recolector, lo cierto es que al par de días de realizada la limpieza nuevamente comienza el acopio de desperdicios.

Denuncias de este tipo son frecuentes en redes sociales, donde los mismos vecinos graban con sus teléfonos a personas que llegan en vehículos cargados con desperdicios y los arrojan en estos sitios.

El asunto tiene una larga data y si bien ha habido algunas intervenciones exitosas realizadas por el propio municipio, que consisten en transformar los lugares donde tradicionalmente ha habido acopios ilegales de basura en jardines y plazas, lo cierto es que se trata de una solución de alto costo que no ataca la raíz del problema, que es la poca empatía de algunos ciudadanos con el respeto por la limpieza de las calles de la ciudad.

Por ello, para ponerle fin a los microbasurales tanto en el área urbana como rural de la comuna, se debe incentivar las fiscalizaciones y sancionar a aquellas personas que insisten en ensuciar el espacio público.

Ello, claro está, además de una campaña de sensibilización de la población sobre la importancia de hacer una correcta disposición de los desechos domiciliarios y por sobre todo cuidar la limpieza de las calles de la ciudad, lo que en definitiva redunda en una mejor calidad de vida para todos quienes residen en la capital regional.

En ocasiones se ha preguntado también si la muerte lo termina todo. Se pregunta si habrá algo en lo absoluto en la idea de un juicio después de la muerte. Como persona inteligente y con sentido de responsabilidad, usted de vez en cuando, ¿ha cuestionado el motivo de su pensamiento y de sus acciones?, ¿ha considerado, o ha estado interesado sobre lo que los filósofos llaman su "teoría de la realidad"? ¿Usted está bastante interesado, por consiguiente, en oír las razones para mi creencia en Dios?

Empecemos comparando notas de nuestro pasado. El debate acerca de la herencia y el ambiente es prominente en nuestros días. Quizás usted piensa que la única razón real que tengo para creer en Dios es el hecho de que fui instruido así en mis días de infancia. Por supuesto, yo no pienso que es así. No niego que yo fuera instruido para creer en Dios cuando era niño, pero afirmo que desde grande he oído una exposición bastante completa de los argumentos en contra de la creencia en Dios. Y es después de haber oído tales argumentos que estoy absolutamente inclinado a creer en Dios. De hecho, siento que el todo de la historia y la civilización me sería ininteligible si no fuera por mi creencia en Dios.

Argumentar sobre la existencia de Dios, sostengo, es como argumentar en contra del aire. Usted puede afirmar que el aire existe, y yo que no existe. Pero mientras debatimos el punto, los dos estamos respirando aire todo el tiempo. Mi punto en su totalidad será que hay armonía perfecta entre mi creencia de niño y mi creencia de adulto, simplemente porque Dios es el ambiente por el que mi vida temprana fue dirigida y mi vida de adulto se me hizo inteligible. No tiene ningún sentido hablar sobre la existencia de Dios, sin saber qué clase de Dios existe. Y ciertamente es razonable para la criatura de Dios creer en Dios.

Así que yo sólo puedo intentar mostrar que aún cuando no le parezca razonable a usted, es razonable el creer en Dios para usted. Finalmente, tanto usted como yo podemos darnos el tiempo para poder encontrar razones aparentemente suficientes, y que intentarán aquietar nuestras conciencias, pero lo cierto es que llegará el día en el que la realidad inmutable de su existencia ocasionará que ambos podamos estar frente a él, para rendirle cuentas de nuestra pasantía en esta hermosa y bendita tierra. Esa misma es la razón por la que la Biblia dice, claramente, que quién no crea en la existencia de Dios es un necio. (Salmos 14:1).y desde este ángulo, es mejor creer en la existencia de Dios aunque voluntariamente escojamos no creer en él.

Pastor Presbítero Pablo Pinto Salamanca,

Consejo Regional de Pastores Evangélicos de La Araucanía