Un problema de larga data en la capital regional, y que ha sido enfrentado con distintas herramientas por las administraciones municipales, es el que dice relación con los perros vagos.

Se trata de animales sin dueño que al no tener un hogar viven en las calles de Temuco, generando una serie de problemas de diversa índole que se debe enfrentar.

En primer lugar, se trata en su mayoría de perros que no cuentan con sus vacunas ni están esterilizados y podrían ser transmisores de diversas zoonosis a los seres humanos a través de mordeduras. A ello se agrega que se alimentan en la calle, por lo que buscan en la basura su comida, rompiendo las bolsas donde se depositan los desechos domiciliarios y esparciendo estos residuos.

El problema es complejo, toda vez que si bien las administraciones municipales implementan iniciativas tendientes a buscar soluciones, lo cierto es que en ellas también se debe involucrar a la propia comunidad, ya que un porcentaje importante de estos animales que vagan por la ciudad tiene dueño, quien simplemente no ejerce una tenencia responsable sobre su mascota.

Tampoco se debe desconocer que muchos de estos perros vagos también tuvieron un hogar y simplemente fueron abandonados por sus propietarios.

De ahí que sea necesario reforzar la tenencia responsable de mascotas para combatir la presencia de perros vagos en las calles, ya que en la medida que haya real conciencia de los cuidados y cariños que una familia debe brindarle a sus mascotas, no solo debería haber menos perros vagos, sino que también podría incentivarse la adopción de aquellos que aún deambulan sin dueño por la ciudad.

Llega un momento en la vida en que hay que elegir un bando o, dicho de otra forma, el lugar desde donde se observarán los acontecimientos. Es algo que entendió prematuramente el periodista Daniel Matamala, y que se refrenda en una de sus últimas columnas, en que arremetió fuertemente en contra de la imagen y la herencia del fallecido mandatario Augusto Pinochet. Lo hizo desde su trinchera ideológica, el sitio escogido para generar opinión y ofrecer su punto de vista al debate público nacional.

Por cierto, respeto sus ideas, como las de cualquier persona. La censura es propia de los tiempos más oscuros de la historia. Nosotros lo vivimos y hoy por hoy es un fenómeno que regresa con fuerza, en aquellos casos en que se disiente de algunos temas "sensibles".

Lo lamentable de su intervención, que remite a lugares comunes archiconocidos, es su condescendencia para con un gobierno que se vio obligado a reflotar estos temas añejos, pobre y rústica forma de salvar algo de la popularidad extraviada, como los manotazos de quien se está ahogando y no encuentra un salvavidas del cual asirse. Matamala le lanzó una cuerda, un apoyo tácito que lo encasilla y lo enfrenta a decidir la manera en que tendrá que desdoblarse en el futuro para abordar las informaciones que entrega a diario o como podrá situarse en el rol de entrevistador sin perder la deseada objetividad.

A nivel sociológico, honra a la inteligencia considerar que el débil no es todo blanco ni el fuerte todo negro, que el papel de víctima y verdugo suele intercambiarse en la arena política con mucha frecuencia; Patricio Bañados no pudo decirlo mejor, en una celebrada intervención, recordada a propósito de su lamentable fallecimiento. Esto es así, a pesar de Matamala y su brújula cuyo norte no reconoce un sur. Porque entre los valores y principios que parecen evidentes en estos tiempos, eternos y universales, no me cabe duda de que más de alguno resulta grotesco e incluso erróneo. Las mismas buenas intenciones, la buena fe, la verdad y el bien, atañen a los hombres que profesan distintos credos y adscriben a diversos pensamientos políticos.

Jugar al buenismo da cuenta de un veloz proceso de aprendizaje y adaptación, dicho periodista lo practica de maravilla. En mi caso, no puedo evitar asquearme con facilidad con el juego circular del victimismo canalla y mojigato. Los salvajes también aportan belleza, no hay relativismo al exponerlo, ni argumento sólido que se le oponga, a pesar de Matamala.

Gonzalo Garay,

abogado y escritor