"El Estado tiene una tremenda deuda que la ha postergado y eso le hace mal a Chile"
Aunque dice que no ha existido una invitación formal para ser parte de la nueva Comisión para la Paz y el Entendimiento, el nuevo líder de la Iglesia Católica en Temuco se encuentra disponible a participar y a ser "puente" para favorecer el diálogo y el encuentro en el difícil contexto que vive nuestra Región.
Con el lema episcopal "Tú, esperanza nuestra, misericordioso Salvador", el 29 de abril pasado toma posesión canónica de la Diócesis San José de Temuco, monseñor Jorge Concha Cayuqueo, transformándose así en el primer obispo mapuche y franciscano en nuestra zona. Si bien nació en Carahue, un 8 de junio de 1958, sus estudios teológicos y filosóficos, junto a sus obligaciones eclesiales lo alejan por muchos años de nuestra Región hasta que a comienzos de marzo de este año recibe el llamado del Papa Francisco quien lo nombra como el nuevo pastor de la Iglesia de Temuco.
Luego de tres meses de haber asumido como obispo, monseñor Concha Cayuqueo se refiere a lo que ha significado volver a su tierra natal, las demandas del pueblo mapuche, la Comisión para la Paz y el Entendimiento, la conmoración de los 50 años del Golpe, entre otras materias.
- Monseñor ¿Qué impresión tuvo cuando el Papa Francisco lo llama para nombrarlo como obispo de Temuco?
- Fue una gran sorpresa porque realmente no me lo esperaba. No pensé que me nombrarían siendo yo de acá y porque yo consideraba que llevaba poco tiempo como obispo titular de Osorno, que además habían sido los dos años de la pandemia principalmente.
- ¿Cómo han sido estos tres meses al frente de la Diócesis San José luego de asumir oficialmente como obispo el 29 de abril de 2023?
- Ha sido un tiempo bien positivo para mí en lo personal y también como pastor de esta Diócesis porque he tenido una buena acogida de parte de los fieles, de los sacerdotes, diáconos, de todo el pueblo de Dios Católico. Ha sido un tiempo de fuerte conocimiento. Si bien yo conocía la Región, el conocer personas y situaciones es más complejo, entonces he estado en ese proceso durante todo este tiempo.
- ¿Cuál es su sentimiento al ser el primer obispo mapuche en esta Diócesis?
- Yo lo vivo con bastante naturalidad, pero sí a veces pienso que quizás pueden haber excesivas expectativas, y sí es así, ojalá que no sean desmedidas para poder responder bien a lo que el pueblo de Dios quiere y a lo que el Papa quiere. Asusta un poquito que sean desmedidas las expectativas, pero pienso que sin duda puede tener ventajas, más que ser un obstáculo.
- Es además el primer obispo franciscano en Temuco y uno de los pocos que ha habido de esta orden en nuestro país…
- Han sido pocos los obispos franciscanos en Chile desde que llegó la Orden, pero hay datos históricos interesantes porque el primer obispo de la Imperial, lo que hoy es Carahue, fue Antonio de San Miguel que era franciscano. Lo otro que conecta mi familia religiosa espiritual con esta zona es que aquí hay varios lugares que hoy día son pueblos y ciudades y que antiguamente fueron misiones de los franciscanos. Entonces, hay un pasado en que la Orden (de los franciscanos) estuvo muy presente.
- En su homilía de la eucaristía de toma de posesión, usted le habló al pueblo mapuche, señalando que "todavía las huellas de los sucesos del pasado siguen abiertas y clamando por justicia". A su juicio ¿Cuál es la principal injusticia hacia el pueblo mapuche que aún no ha sido reparada?
- Yo creo que podríamos resumir todo en reconocimiento. Reconocimiento de territorios mapuches y reconocimiento de toda la amplitud que significa su cultura, idioma, costumbres… Yo creo que hay un tiempo largo perdido y eso al final el pueblo mapuche lo siente como una injusticia que de una u otra manera está siempre presente (…) Por eso creo que el Estado tiene ahí una tremenda deuda que la ha postergado y eso le hace mal a Chile porque no es sólo un grupito, este es un gran pueblo con una presencia en un vasto territorio. Por eso pienso que el reconocimiento no tiene que ser algo romántico sino que debe tener consecuencias sociales, culturales y quizás políticas.
- ¿El Estado, en definitiva, ha sido incapaz de canalizar todas las aspiraciones del pueblo mapuche?
- Exactamente. Yo creo que ni siquiera podemos hablar de lentitud, sino que ha faltado voluntad política. Lamentablemente en la medida que pasa el tiempo se recarga con nuevos elementos que la complejizan más, hasta llegar hoy día a que el tema mapuche esté inserto en un contexto muy complejo. Pero yo creo que nunca tenemos que darnos por vencidos y hay que buscar una solución porque nunca es tarde.
- Desde 2014 a la fecha, 20 templos católicos han sido incendiados en la zona, ¿cuál es su sentimiento frente a esta situación?
- Es una consecuencia de esta contaminación que ha tenido la situación en nuestra Región y que genera violencia ya sea por algunos grupos radicalizados mapuches y no mapuches. Yo creo que la inmensa mayoría del pueblo mapuche es un pueblo pacífico y quiere vivir y desarrollarse en paz, pero precisamente un aspecto de lo que estamos viviendo es la falta de claridad en cuanto a los actores que están operando.
- A partir del incendio de iglesias y escuelas, ¿cómo es posible garantizar la seguridad y protección de las personas que viven en la zona más afectada por el conflicto?
- La quema de capillas afecta a todas las poblaciones aledañas a las capillas que en algunos casos son mayoritariamente mapuches y pequeños campesinos. Se trata de familias para las cuales la capilla es un lugar de culto donde viven su fe, pero además las capillas sirven como lugar de encuentro sobre todo en situaciones de dolor, de tragedia. En la comuna de Traiguén, donde fue la última quema, esas familias fueron tremendamente afectadas por los incendios forestales del verano, entonces la gente se siente doblemente perjudicada, dolida y herida. (…)
- Su antecesor, el fallecido obispo Héctor Vargas presidió la Comisión Asesora Presidencial que buscaba una solución al conflicto, ¿Cree que en la actual Comisión para la Paz y el Entendimiento debe estar presente también algún representante de la Iglesia?
- No depende de nosotros. En todo caso no hemos tenido invitación, pero yo creo que lo importante es que estas comisiones puedan lograr los objetivos que se han propuesto. Aquí ha faltado un caminar más de Estado que supere las posiciones ideológicas de los momentos, de los gobiernos. Por eso es que nos encontramos que hay una Comisión, después viene otra y otra; entonces eso no es una buena señal y profundiza la desconfianza. Yo creo que cualquier empeño tiene que recoger el máximo de participación de todas las partes involucradas en el tema y, por supuesto, tiene que haber una participación muy consistente de representantes del pueblo mapuche.
- ¿Estaría usted disponible para participar en esta nueva Comisión si es que fuera convocado a integrarla?
- Más allá de que nos llamen, sino que movidos por lo que nos invita el Evangelio, nosotros siempre vamos a tratar de ser un puente y favorecer todo lo que sea diálogo, encuentro, respeto, reconocimiento. Nosotros vamos a estar ahí aportando desde lo que nosotros podamos, con o sin invitación. Vamos a estar remando para ese puerto que debe ser el lugar de encuentro y Dios quiera que ese encuentro sea fecundo y pueda algún día sellar la posibilidad de una paz duradera.
- En otro tema muy actual y que ha generado polémica, ¿cuál es su visión sobre la conmoración de los 50 años del Golpe de Estado?
- El 11 de septiembre es una fecha que está instalada en la historia, para bien o para mal. Yo creo que todos los sectores tenemos que hacer esfuerzos para que esta fecha no nos divida más y tiene que convocarnos a todos a la reflexión, y en esa reflexión, sacar los aprendizajes. Yo creo que lo que menos le conviene a Chile es quedarnos inmóviles o empantanados en ese momento.
- Es decir, debe ser entendida como una fecha para la reflexión y el aprendizaje…
- Sí. (En esa fecha) saltó violentamente una normalidad institucional y luego viene un periodo de mucho dolor de violación a los derechos humanos; efectivamente hay cosas que hay que reconocer, pero no con un ánimo de venganza sino que con una visión de aprendizaje y de fortalecimiento de aquello que es mejor fruto de lo que se ha aprendido. Yo creo que fortalecer la democracia es un deber; no podemos ponerla en riesgo y que se repitan hechos por los cuales después otros tantos años hay que estar lamentándose y distanciándose.
- Por último monseñor, ¿cuál es su sueño para la Diócesis y para nuestra Región?
- Yo creo que para la Diócesis, el poder desplegar lo más posible la razón de ser de la Iglesia que es la evangelización y llevar el mensaje de Jesucristo a todas las personas. Creo que tenemos que crecer mucho en evangelización con mucho respeto en el pueblo mapuche. Y, el sueño para la Región, es que todo el potencial que esta zona tiene, pueda florecer. Esta es una región maravillosa, más allá de los cerros, de los ríos, de los campos, de la flora y fauna, existe aquí un gran potencial humano.
"El 11 de septiembre es una fecha que está instalada en la historia, para bien o para mal. Yo creo que todos los sectores tenemos que hacer esfuerzos para que esta fecha no nos divida más y tiene que convocarnos a todos a la reflexión".