Los accidentes de tránsito bajo la influencia del alcohol o en estado de ebriedad suelen tener una amplia cobertura noticiosa. Sin embargo, hay otras sustancias que son igual de peligrosas a la hora de manejar, pero respecto a las cuales la población todavía no toma real conciencia. Es el caso de la marihuana, cada vez más extendida en nuestro país y en el mundo, cuyas consecuencias al volante pueden ser nefastas.

La Asociación Médica para la Prevención dio en su momento la voz de alerta al decir que "conducir después de haber consumido marihuana es tan peligroso como hacerlo después de haber ingerido alcohol, porque el consumo afecta la capacidad de tomar buenas decisiones, baja el tiempo de reacción y pone más lentos los reflejos, por lo que implica un peligro cuando hay cualquier actividad que puede poner en riesgo la vida de otros".

Dependiendo del tipo de droga que se consuma, ésta puede actuar de formas distintas. Por ejemplo, algunas provocan estados de estimulación o euforia, en cuyo caso la persona se impacienta y podría no esperar la luz verde sino que acelerar antes. Otras deprimen la actividad cerebral, y el conductor podría no alcanzar a reaccionar ante un peatón que se cruza repentinamente. En otros casos, es posible que el conductor cometa una infracción pero no recuerda qué ocurrió.

Los efectos del consumo de alcohol y otras drogas siempre son un riesgo en la conducción, no existen cantidades de bajo o menor riesgo. En ese sentido, la autoridad pretende intensificar controles con el fin de seguir transmitiendo el mensaje sobre la importancia de prevenir accidentes y establecer una buena convivencia vial.

El mes de agosto es llamado también "Mes de la Solidaridad" y conmemora cada día 18 la Pascua de San Alberto Hurtado y cómo el Evangelio de Jesús lo enamoró. Desde allí nos invita a reflexionar sobre cómo la solidaridad se torna central en nuestra vida y no en un evento aislado, de tanto en vez, que deja tranquilas nuestras conciencias.

El Padre Hurtado es testimonio de una vida que se consagra a este proyecto de caridad, justicia y amor de Jesús. Este jesuita no sólo le pertenece a nuestra Iglesia, sino a la historia, y es parte de la herencia de Chile. Su paso entre nosotros no dejó indiferente a nadie, su legado se eterniza y sus cuestionamientos a la conciencia de una sociedad tantas veces indolente, están muy presentes hoy, en todas las brechas sociales que aún persisten, la exclusión y sus dolores, presente todos los días, cuando no somos capaces de detenernos ante tanta injusticia y sufrimiento, en la vida de cada hombre y mujer de este tiempo.

Hoy cuando la clase política no consigue siquiera ponerse de acuerdo para sentarse en una mesa para hablar de las pensiones a nuestros mayores, esperando la renuncia de tal o cual, hombres y mujeres viven la desesperación que acarrea la injusticia de pensiones indignas al final de sus vidas. Eso no es detenerse, no es curar heridas según Jesús, el Estado tiene una responsabilidad y hacemos un llamado urgente a cumplir su rol.

Desde lo anterior les invito muy fraternalmente a participar en este mes, de las ya tradicionales Semanas Sociales del Obispado de Temuco, que dan espacio a una necesaria reflexión, a la memoria, la solidaridad, la unidad y la paz, desafíos de este tiempo.

El jueves 24 de agosto a las 18.30 horas en el Aula Magna de la Universidad Católica de Temuco; Conversatorio: "La Iglesia de Temuco a 50 años del Golpe de Estado, su contribución y compromiso en la defensa y promoción de los DDHH".

El martes 29 y miércoles 30 en las ciudades de Temuco (Aula Magna Universidad Santo Tomás) y Angol (Centro Cultural Municipal) respectivamente, Conversatorios sobre la propuesta de Nueva Constitución, ambos a las 18.30 horas.

"Hay muchos que están dispuestos a hacer la caridad, pero no se resignan a cumplir con la justicia; están dispuestos a dar limosna, pero no a pagar el salario justo…" (Padre Alberto Hurtado Cruchaga, 'Moral Social', 1952).

Monseñor Jorge Concha Cayuqueo,

obispo Diócesis San José de Temuco