Ignacio Domeyko
Hace poco se conmemoró el natalicio del sabio polaco Ignacio Domeyko (1802-1889), destacado intelectual y pedagogo cuya labor en Chile también estuvo ligada, en parte, a nuestra Región de La Araucanía. Domeyko nació en Polonia en 1802. En 1838, durante un exilio en Francia, fue contratado por el Gobierno chileno para desempeñarse como profesor de mineralogía en la zona norte. Allí ayudó a fomentar el desarrollo minero mediante el conocimiento geológico del territorio, la renovación de las técnicas de explotación y la formulación de nuevas leyes de fomento.
Tras terminar su labor docente, entre 1840 y 1846 realizó numerosas expediciones a través del territorio chileno y los países vecinos. Uno de ellos, realizado en 1845, fue al entonces territorio independiente de los mapuche, al sur de la frontera del río Biobío, una misión no oficial apoyada por el gobierno de Bulnes y que contó además con la autorización de importantes lonkos. Sus descripciones detalladas de las costumbres mapuche, su organización social y gobierno, además de las selvas de aquel "país araucano" que lo impactan por su abrumadora belleza, fueron plasmadas en su libro "Araucanía y sus habitantes: recuerdos de un viaje hecho en las provincias meridionales de Chile".
Publicado en 1846, el libro sorprendió a muchos.
Sucede que Domeyko retrata un territorio y un pueblo mapuche nada de bárbaro o salvaje, como era la creencia mayoritaria en la época.
"Tucapel, Nacimiento y Santa Bárbara pueden considerarse como los puntos más avanzados de la civilización chilena; y pasando por allí hasta el río Cruces tienen los indios más de mil leguas cuadradas de un territorio que nunca se ha rendido al yugo de un gobierno fijo desde la memorable destrucción de las siete ciudades españolas, acaecida a principios del siglo diecisiete […] Nada de bárbaro y salvaje tiene en su aspecto aquel país: casas bien hechas y espaciosas, gente trabajadora, campos extensos y bien cultivados, ganado gordo y buenos caballos, testimonios todos ellos de prosperidad y de paz […] El indio en tiempo de paz es cuerdo, hospitalario, fiel en los tratos, celoso del propio honor. Su genio y sus maneras son más suaves y casi diré más cultas, en cuanto a lo exterior, que las de la plebe en muchas partes de Europa […] Grave y muy formal en su trato, sabe respetar la autoridad, dispensando a cada cual el acatamiento y cariño que le corresponde […] cualquier viajero que se limite a observar el trato del indio, su bienestar físico y las comodidades de que goza, su juicio y su buen sentido, su cordura y su hospitalidad afable, no lo tomará por cierto por un salvaje ni bárbaro: antes por el contrario lo consideraría aventajado a algunos pueblos del mundo cristiano".
No solo eso. En tiempos en que ya se discutía en círculos políticos y militares la invasión del territorio mapuche, Domeyko advirtió que la fuerza sería el peor mecanismo para integrar La Araucanía al Estado, subrayando que la escuela y la evangelización eran los caminos indicados, respetando el Estado las costumbres mapuche y la jurisdicción de los lonkos. Esta sería su posición en un debate que décadas más tarde culminaría con la invasión militar chileno-argentina (1860-1885) del país mapuche.
Domeyko, quien con los años se radicó definitivamente en Chile, llegó a ser profesor del Instituto Nacional y nada menos que rector de la Universidad de Chile, ello entre los años 1866 y 1883. Hablamos de uno de los más destacados hombres públicos del siglo diecinueve.