El mayor acceso a Internet y la explosión de las redes sociales no solo han permitido que millones de personas puedan compartir su vida social con amigos o conocidos, sino que también están produciendo un nuevo tipo de participación ciudadana.

En el mundo sin Internet las acciones solidarias estaban limitadas por el tiempo y la capacidad de cada uno de trasladarse, o de ayudar a una persona o grupo, de manera directa. Internet nos está permitiendo reducir estas barreras y ampliar aún más nuestra capacidad de ayudar. Pareciera que un nuevo tipo de ciudadanía más activa y comprometida con los problemas de su barrio, ciudad o país está surgiendo de la mano del crecimiento de las redes sociales.

De acuerdo al coordinador de Comunidad Educativa de la Universidad San Sebastián, Mauricio Cox, firmar una petición, donar una suma pequeña de dinero a una causa o sumarse a eventos virtuales para apoyar alguna organización son algunos de los nuevos canales que los chilenos tenemos para ayudarnos. Es así como en los últimos años personas que tradicionalmente no estaban vinculadas a lo que suele llamarse "iniciativas de cambio social" o "acciones solidarias" están empezando a sumarse a este tipo de campañas.

En Chile, muchas plataformas están dando la posibilidad de descubrir nuevas formas de participación.

En ese sentido, hay que aprovechar las posibilidades de encuentro y de solidaridad que ofrecen las redes sociales y que la red digital no sea un lugar de alienación, sino uno que propicie la solidaridad y el respeto del otro en sus diferencias.

El Gobierno del Presidente Gabriel Boric ha puesto como uno de los ejes centrales de su gestión el avanzar hacia el trabajo decente, lo que se traduce en conceptos como salarios dignos, protección social e igualdad de género en el mundo laboral. En esta misma línea se enmarca la iniciativa que se encuentra actualmente en el Congreso y que dice relación con el proyecto de ley de conciliación de la vida laboral, familiar y personal, que incorpora conceptos como la parentalidad positiva, la responsabilidad social, el respeto y cuidado de la maternidad, y que nace como una propuesta generada a partir del diálogo social, como ha sido la característica de esta administración.

En efecto, en septiembre del año pasado, el Ministerio del Trabajo y Previsión Social, liderado por la ministra Jeanette Jara, impulsó la creación de una mesa técnica con el objeto de que organizaciones de la sociedad civil, académicos y representantes del sector privado y público, pudieran presentar propuestas sobre la materia.

Hoy, el teletrabajo y las jornadas híbridas son una realidad. Durante la pandemia esta fue una alternativa que muchas empresas debieron incorporar para responder a las necesidades exigidas por la emergencia sanitaria. De hecho, en nuestra región actualmente y según las cifras de la Dirección del Trabajo, hay vigentes mil 490 pactos de trabajo a distancia o teletrabajo, involucrando a mil 346 trabajadoras y trabajadores y a 58 empresas de diversos rubros.

Sin embargo, esto necesita ser fiscalizado de manera activa por las instituciones encargadas de velar por el cumplimiento de la normativa laboral. Es así como surgió la necesidad de construir una propuesta que definiera en primer lugar, quienes pueden acceder a este derecho y bajo qué circunstancias. Con la aprobación de este proyecto de Ley, se verán beneficiadas aquellas personas que tengan el cuidado personal de niños menores de doce años o que estén a cargo del cuidado de una persona en situación de dependencia. En ambos casos, la iniciativa estipula cuál es la documentación necesaria para poder acceder a este tipo de jornada, donde la o el trabajador, podrá acordar con su empleador una propuesta que en ningún caso incidirá en la remuneración del solicitante.

Asimismo, el empleador deberá identificar y evaluar las condiciones de trabajo según las características del puesto y del lugar, los equipos, herramientas y materiales que se requieran para desarrollar las labores, además de evaluar los riesgos psicosociales, como por ejemplo el estrés laboral, que pudiera afectar a las o los trabajadores.

Tras la pandemia, tanto a nivel regional como nacional, tuvimos una salida masiva de mujeres del mercado laboral, producto de no tener con quién dejar el cuidado de sus hijos e hijas. Ellas se han ido reincorporando paulatinamente a la fuerza de trabajo, pero sin duda esta iniciativa estimularía su retorno a empleos formales.

Estamos muy expectantes de que la misma transversalidad vista en la preparación de este proyecto de ley pueda verse reflejada en una rápida tramitación en el Congreso, porque las mujeres, las familias y las trabajadoras y trabajadores de Chile así lo esperan.

Claudia Tapia de La Peña,

seremi del Trabajo y Previsión Social