Adolescentes en la mira
Cuando nos miramos al espejo, ¿lo que vemos refleja realmente lo que somos? La respuesta es no, ya que lo que percibimos está cargado de lo que pensamos sobre nuestro cuerpo (por ejemplo: "soy feo/a" o "soy atractivo/a); así como también de lo que sentimos al respecto (por ejemplo, disgusto, placer, etc.).
Hay factores sociales y culturales que influyen en la percepción que tenemos de nuestro reflejo. Si a usted le han dicho alguna vez "¡estás más delgado/a!" y ha respondido con un "gracias", esto indica que ha internalizado la idea de que ser delgado/a es positivo. Si usted hubiera nacido en otra época o en otro país, como en algunos sectores de África, en que la belleza se asocia a obesidad, probablemente no diría "gracias" si alguien le dice que le ve más delgado/a.
Los factores sociales son particularmente importantes en la adolescencia, etapa en que definimos nuestra identidad. En esta fase experimentamos cambios físicos, adquirimos mayor independencia de los padres, a la vez que mostramos más interés por los amigos. Esta motivación por salir al mundo y encajar socialmente se canaliza en gran medida hoy en las redes sociales, plataformas que sirven de "vitrina" para mostrarse a los otros y de ese modo alcanzar aprobación. ¿Acaso no sentimos una especie de placer cuando alguien da "like" a nuestras publicaciones? Esto es aún más marcado en la adolescencia.
En una investigación que realizamos con adolescentes, observamos que la búsqueda de la delgadez se asociaba, precisamente, con la presión social que ellos perciben de sus padres, amigos y medios de comunicación. Además, se vinculaba también con una autoestima dañada.
La invitación, entonces, es a promover en nuestros jóvenes la valoración de la diversidad corporal, de modo de que comprendan, por una parte, que la belleza no es propia de un solo tipo de cuerpo ni de que es el único ni el más importante ideal al cual aspirar. Ayudémosles así a construir un reflejo agradable de sí mismos.