Las cifras indican que las patologías de salud mental se presentan mucho más frecuentemente en mujeres que en hombres. Durante muchos años se atribuyó esta diferencia únicamente a factores biológicos de diferente índole, sin embargo, los estudios científicos recientes dan cuenta de una disminución de las cifras generales de patologías de salud mental en los países que han logrado avanzar hacia una mayor igualdad de género.

Según cifras del último estudio de brecha de género realizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI), esta brecha persiste en la mayoría de los países. El organismo evidencia que el 61.4% de mujeres en edad laboral (25 a 54 años) trabaja, versus el 90.6% de los hombres. Además, por cada dólar ganado por un hombre a nivel global, las mujeres ganan 51 centavos.

Según Claudia Barrera, médico siquiatra y CEO de Grupo Cetep, hoy en día las mujeres tienen un promedio de 15 horas más de trabajo por semana que los hombres o casi dos jornadas más de trabajo. A esto se agrega que en Latinoamérica las principales cuidadoras de padres, maridos y niños son las mujeres, casi en un 90%. Esta situación se traduce en una carga de estrés para las mujeres mucho mayor que la de los hombres.

Cambiar esta realidad, exige el compromiso de todos y todas. Compartir responsabilidades domésticas y permitir acceso a oportunidades de desarrollo sin sesgo de género es clave para detener el aumento de problemas de salud mental de las mujeres. Urge que avancemos hacia una sociedad más igualitaria con políticas de género e implementación de medidas que potencien la igualdad en todos los ámbitos de la sociedad.

La construcción de las ciudades y su crecimiento es una responsabilidad que recae primero en los planificadores urbanos y luego en la sociedad en su conjunto.

La seguridad en éstas no se trata únicamente de la ausencia de delitos, sino también de la prevención de desastres y el acceso a servicios esenciales.

En esto último me quiero detener. Los servicios básicos, la infraestructura y los accesos deben ser diseñados pensando en la seguridad de los ciudadanos. Calles, veredas y áreas verdes bien iluminadas, pasos y señaléticas demarcadas y sistemas de transporte público eficientes contribuyen a la seguridad cotidiana.

Lo anterior toma importancia estas últimas semanas, cuando recordamos el terrible accidente de una madre con su hijo, quienes perdieron la vida en el kilómetro 7 en la ruta Temuco-Labranza frente a la Villa Los Fundadores.

Un hecho triste que deja al descubierto la falta de medidas de seguridad en una zona residencial de la ciudad de Temuco donde actualmente viven cerca de 700 familias.

Luego de visitar el lugar y conversar con los vecinos, queda claro que este lamentable accidente se pudo haber evitado, pues en la actualidad no existe un semáforo ni una pasarela para cruzar la doble vía, ni siquiera un cruce demarcado. Tampoco cuentan con un paradero para la locomoción colectiva, muy necesario, pues la berma es muy estrecha y el riesgo de accidentes claramente aumenta.

La iluminación de noche es buena, pero en ocasiones empeora cuando la lluvia es copiosa o la neblina cubre el sector.

Las ciudades crecen, es parte del progreso, pero este crecimiento debe ir aparejado de medidas mínimas para garantizar un desplazamiento seguro de sus habitantes, lo cual hace más sentido hoy y es parte de los desafíos y responsabilidades de las autoridades pertinentes y de las empresas que se adjudiquen proyectos futuros.

Cristian Neira,

consejero regional de La Araucanía