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Fundación Kodea junto a El Mercurio, TVN y Medios Regionales, con el propósito de promover las habilidades digitales y fomentar la innovación temprana entre las y los jóvenes de Chile.
Se trata de dos grupos de cuatro estudiantes cada uno, acompañados por un tutor, uno de la comuna de Collipulli y otro de Villarrica, que se la juegan con dos atractivas iniciativas. Una propone un sistema alerta en torno a los incendios forestales y la otra plantea una alternativa energética de uso domiciliario que podría ser el relevo del tradicional gas licuado. Una de ellas será la ganadora regional del certamen (que se dará a conocer en los próximos días) y podrá optar al título nacional, que tiene como primer premio un viaje a Boston (USA) más gadgets tecnológicos.
Desde ambas ciudades, los respectivos profesores tutores explican el trabajo que ha habido detrás de cada proyecto y valoran la instancia que le permite a alumnos y alumnas involucrados "aprender haciendo".
CÁMARA DE BIOGÁS
Desde la turística ciudad lacustre, Joaquín Cañas, Samuel Lloret, Catalina Rozas y Paz Araya, todos alumnos de cuarto año medio del Instituto Camilo Henríquez, se unieron para dar vida a una "cámara de biogás" que bien podría ser el prototipo de una fuente energética domiciliaria y el relevo o alternativa del tradicional gas licuado.
El profesor de matemáticas y tutor del equipo, Robinson Reyes, comenta que involucrarse en este proyecto ha significado un interesante reto para los estudiantes, quienes se comprometieron de lleno bajo la idea de aprender resolviendo una necesidad. "Los chicos - comenta - tardaron entre dos y tres semanas en formular la idea y la semana recién pasada la probamos, porque para que esto funcione se requiere unos 40 días, dependiendo de la temperatura, para que las bacterias que hacen el milagro liberen el gas metano con el que plantean la propuesta".
La "cámara de biogás" de este team es fruto de un estudio previo, donde los alumnos y alumnas se dieron cuenta que uno de los mayores gases que incide en el efecto invernadero es el gas metano.
"Lo que ellos plantean aquí es encapsular esos gases y utilizarlos como fuente de energía. Bajo esta lógica crearon una cámara de biogás a partir de la utilización de elementos en descomposición, materias 100% orgánicas, con una base de excremento de vacuno, cuyas bacterias producen el gas metano, alimentadas con restos orgánicos domiciliarios. Los chiquillos pensaron en esta opción como un sustituto del gas licuado de uso doméstico", relata el profesor.
La propuesta no se queda solo ahí. La cámara en cuestión cuenta, además, precisa Reyes, "con sensores arduinos, es decir, el prototipo está domotizado un poquito desde el punto de vista tecnológico. Cuenta con un sensor que indica si hay o no presencial de gas; y un sensor de temperatura y de presión para ver cómo funciona el interior de la cámara. Todo esto es enviado a un dispositivo que se puede conectar vía bluetooth".
La cámara de biogás ya está probada a una escala menor, en un anafre de laboratorio, pero se puede llevar a una escala mayor, recalca el profesor.
Esta experiencia de entrar al reto de la innovación y a la investigación, simplemente, ha sido algo positivo.
"En la etapa que están los chiquillos (cuarto medio), esta experiencia es esencial porque están ad portas de entrar a la universidad y allí son bienvenidos a crear más que a repetir. Así que esta instancia es un aporte gigante. Para participar tuvieron que aprender todas las habilidades que van con el 'design thinking' como nuestro método, es decir, investigar, crear una propuesta y pensar en algo distinto que viniera a romper con lo tradicional. Creo que de aquí van a salir buenos profesionales. Este es un buen ejercicio para que los estudiantes aprendan y avancen descubriendo", recalca Robinson Reyes.
S.I.M.A.
Igualmente estimulante ha resultado la experiencia para los cuatro integrantes del equipo del Colegio Wolfgang Amadeus Mozart de Collipulli, responsables de un innovador sistema para detectar y alertar sobre la ocurrencia de siniestros forestales, una realidad que cada año se vuelve más preocupante en nuestro país y el resto del mundo.
Lo que proponen Isidora Beltrán, Verner Jaque, Gabriel Reyes y Eduardo Saldías, estudiantes de tercero y cuarto medio, es S.I.M.A., Sistema de Monitoreo y Alerta Temprana de Incendios Forestales, que es la mejora de una idea nacida en 2021 y que ahora, a modo de posta, toma este nuevo team de liceanos.
Así lo explica el tutor de este equipo, el ingeniero en informática, licenciado en educación y profesor del electivo Pensamiento Computacional de dicho colegio, Carlos Pérez, quien destaca las incorporaciones y soluciones que ha planteado el equipo collipullense a este proyecto.
"S.I.M.A.", relata el profesor, "es un sistema que trabaja con placas SP 32 y tiene sensores de humedad y de temperatura, un anemómetro, una veleta y sensores de humo. La idea de este dispositivo es detectar factores importantes a la hora de prevenir un incendio forestal. Esto es el factor 30, 30, 30, el cual mide la velocidad, la temperatura y la humedad. Es decir, si la velocidad del viento es mayor a 30 nudos, si la temperatura supera los 30 grados y si la humedad relativa del ambiente es menor al 30%, en tal caso te envía un alerta a una aplicación y te advierte que hay probabilidades que en ese lugar se produzca un siniestro bajo esas condiciones", relata Pérez.
Se trata de un sistema que funciona de manera autónoma y monitoreando las respectivas condiciones. "Con las características descritas, entendemos que no existe un dispositivo como este en uso. Lo otro que tiene es la utilización de 4 sensores de humo que detectan si ya empezó un incendio, esto para saber el lugar en donde empezó, identificar en qué dirección está el viento y en qué sentido avanza el siniestro", acota el profesor.
Pérez comenta que la semana antepasada el mismo equipo, con el mismo proyecto, participó en una feria organizada por la Universidad del Biobío, en Concepción, donde logró el tercer lugar en la categoría enseñanza media y confirmó, y en palabras de terceras personas es una idea posible de ofertar. "El proyecto lo vio la ministra de Ciencia y Tecnología y varias personas nos dijeron que sería bueno patentarlo y presentarlo a organismos interesados en la prevención de incendios forestales", acota el ingeniero.
Respecto del ejercicio de aprender creando una solución real para la sociedad, especialmente de parte de estudiantes secundarios, el tutor del equipo comenta que por experiencia propia y la que pudo probar antes en talleres de programación de video juegos, esta es la mejor manera de enseñar: aprender haciendo.
"Obviamente es necesaria la teoría, pero la práctica es donde realmente el aprendizaje se da, en la oportunidad de plantear ideas y de proponer soluciones a situaciones reales. Con los chiquillos ha sido una bonita experiencia esto de resolver una necesidad real. Ese fue el norte para este proyecto. Los chicos, además de aprender a programar, aprendieron a prototipar y a trabajar con modelos 3D. Ha sido un aprendizaje para ellos y para mí también. Es más, muchos chiquillos no saben qué estudiar después de cuarto medio y con experiencias como esta descubren que tienen habilidades y algunos ya han decidido optar por una carrera orientada a la tecnología. Que mejor", precisa el tutor.