Seis regiones del sur de Chile son las que en los últimos 10 años presentan la mayor cantidad de licencias médicas por depresión. De ellas, La Araucanía junto a Los Lagos son las que lideran las cifras, ambas con el 65% de licencias por estados depresivos, seguida de Los Ríos, con el 64% por la misma causa.

Los datos fueron revelados a partir de un estudio realizado por Grupo Cetep, ecosistema de soluciones de Salud Mental y Bienestar con más de 20 años de experiencia en el mercado chileno y ahora también en Latinoamérica.

El informe se basó en 192.000 evaluaciones realizadas en total entre 2013 y 2022 y señala que del total de licencias médicas mentales el 61% corresponde a mujeres a nivel país. Además, la mayor cantidad de licencias se concentró en personas de entre 26 y 35 años, en ambos sexos y, en cuanto al tipo de trabajo, entre las mujeres priman las licencias de personas profesionales. En el caso de La Araucanía, las mujeres afectadas por trastornos depresivos alcanzan el 65%.

Frente a esta situación el doctor en Psicología y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Mayor sede Temuco, Alexis Soto, sostiene que existe un componente geográfico que influye en la existencia de mayores niveles de depresión. "Hay teorías que dicen que en las zonas geográficas con menor luminosidad se tiende a presentar un mayor índice de trastornos de corte afectivo como por ejemplo la depresión", explica el especialista, quien a la vez manifiesta que también se relaciona con las condiciones propias de nuestro país. "Por otra parte las características propias de Chile hacen que efectivamente la cultura nacional tenga una mirada respecto de la vida que tiende a ser un tanto más pesimista que en otros países latinoamericanos, entonces los chilenos tendemos a ser mucho más drásticos, a ser más fomes, nos cuesta disfrutar de la vida", dice, existiendo un tercer elemento que tiene que ver con los temas de historia y los sucesos políticos recientes. "Si mezclamos todos estos elementos, podemos explicar por qué en el sur de Chile tenemos una mayor tendencia a presentar estados depresivos", indica.

Las más afectadas

Según el doctor en Psicología, los trastornos depresivos son efectivamente más prevalentes en las mujeres, siendo casi el doble que en hombres.

A su juicio, si bien hay factores hormonales que explican en parte la mayor incidencia, existe un fuerte componente social, debido a la gran sobrecarga de responsabilidades que está presente en la vida de las mujeres.

"Las mujeres desde pequeñas son formadas en familias donde se les van asignando roles y responsabilidades respecto del 'deber ser' y, aunque hemos evolucionado bastante como sociedad", todavía existen ciertos roles y ciertas conductas asignadas a las mujeres, enfatiza el psicólogo, lo que en su opinión, "hace presentar un nivel de estrés temprano en las mujeres".

Asimismo, el académico hace hincapié en que a lo anterior se suma "la presión social hacia las mujeres por tener que demostrar ser eficiente en todos los roles, como pareja, madre, trabajadora, hija, etc., y cómo coexisten todos ellos (...) Entonces cuando una mujer presenta altos niveles de ansiedad es absolutamente esperable por la carga social que tiene y, cuando se presentan choques por no cumplir con las expectativas, efectivamente comienzan los problemas de ánimo, disminución de interés, de motivación y empiezan a aparecer elementos de corte depresivo", concluye el especialista.

61% del total de licencias médicas mentales corresponde a mujeres a nivel nacional. En la Región, la cifra aumenta al 65%.

La crisis mundial por la pandemia anticipó -en opinión del psicólogo U. Mayor- una autoevaluación de la propia vida, a lo que se sumó el período de encierro, llevando a que se visibilizaran en mayor magnitud los problemas de salud mental. "Las personas se dieron cuenta que se sentían mal, que estaban tristes y ante un futuro incierto, entonces toda esa evaluación llevó a que una vez que terminamos el proceso de pandemia, aumentara considerablemente el requerimiento por atención de salud mental tanto a nivel psicológico como psiquiátrico porque las personas se dieron cuenta de los problemas, por esta obligatoriedad de convivir consigo mismo durante la pandemia", dice. A su juicio, si bien existía una escalada de trastornos depresivos desde hace 10 años en Chile y en las regiones del sur, "la pandemia empuja y colapsa el sistema que no es capaz de responder al requerimiento de salud mental de la población".

Más que reaccionar, urge apuntar a la prevención. En tal sentido, para el doctor Alexis Soto (U.Mayor) es necesario avanzar en políticas públicas para generar una suerte de coordinación interestamental respecto a elementos que puedan favorecer el bienestar. "Por ejemplo es necesario regular el acceso en igualdad y equidad con regulación de tarifas de las atenciones de salud mental que hoy son altísimas e inalcanzables para muchas familias", indica.

Un segundo nivel tiene que ver con la habilitación de espacios, por ejemplo, la existencia de parques u otros lugares adecuados a nuestra realidad climática. "El equipamiento territorial también es deficiente para las zonas que presentan condiciones climáticas adversas como es nuestro caso", advierte.

Finalmente, en términos familiares el desafío es avanzar hacia cambios culturales respecto a patrones de crianza y generar una vida que apunte al bienestar. "Para los chilenos el 'deber ser' es sumamente importante, donde es más importante cumplir la norma que generar espacios de inclusión, de diversión. De alguna manera hay que aprender a desdramatizar la vida cotidiana, que puede tener errores y eso se debe abordar desde una perspectiva más conciliadora", cerró el docente.