Hay que cuidar a nuestras fuerzas de orden y seguridad
En los últimos años, nuestro país ha vivido sucesos que han marcado la convivencia nacional y en que la propia institucionalidad y el orden han sido puestos en duda, muchas veces incluso por quienes hoy son autoridades de Gobierno. Eso, además de marcar un ambiente de violencia, ha generado nefastas consecuencias que sufrimos hasta el día de hoy.
Afortunadamente, la percepción de la sociedad ha vuelto a hacer justicia con quienes arriesgan sus vidas y su integridad por cuidarnos, y la efervescencia del octubrismo ha ido paulatinamente quedando atrás. La paz, el orden y la tranquilidad han vuelto a ser bienes valorados por la ciudadanía, pero aún tenemos pendiente establecer condiciones de seguridad y atribuciones adecuadas para permitir a nuestras policías cumplir con su cometido que cada vez se vuelve más difícil.
El nivel de violencia, el empoderamiento del crimen organizado y las nuevas conductas delictuales que han surgido en Chile exponen diariamente no solo a la sociedad civil, sino que particularmente también a nuestros Carabineros, PDI y Gendarmería.
Por lo mismo era tan importante para nosotros lograr que la Ley Naín-Retamal viera la luz. A pesar de la férrea oposición del oficialismo, particularmente del Frente Amplio y el Partido Comunista, y de las críticas injustas del Gobierno que catalogaba esta propuesta como ley de "gatillo fácil", logramos convencer a una mayoría parlamentaria y hoy nuestras policías cuentan con mayor respaldo jurídico para resguardar el orden público.
Dentro de los desafíos pendiente para el Ejecutivo y el Congreso están el mejoramiento de las condiciones de la carrera funcionaria de Carabineros, PDI y Gendarmería, fomentar y promover entre nuestros jóvenes ingresar a dichas instituciones, hacer justicia con las familias que sufren la pérdida de uno de sus miembros y complementar la Ley Nain - Retamal con un marco legal que dé certeza y seguridad a las policías en el uso de la fuerza en el ejercicio del resguardo del orden público y que no repare en complejos ideológicos para resguardar la seguridad de nuestra población.
Los desafíos de nuestro país son múltiples y ciertamente no pasamos por un buen momento económico ni de seguridad, pero si nuestro objetivo es recuperar la tranquilidad en las calles, emprender sin miedo a la delincuencia y en definitiva conquistar mayores espacios de libertad para nuestra sociedad, debemos partir por cuidar a nuestras fuerzas de orden y seguridad. Sin orden y paz, no hay desarrollo posible.
Jorge Alessandri,
diputado