Frases
"Esta lucha contra el terrorismo no ha terminado".
Miguel Mellado,
"De las maquinarias, que son 254 que tenemos como administración directa de Vialidad, más del 73% está operativo".
Patricio Poza,
"Esta lucha contra el terrorismo no ha terminado".
Miguel Mellado,
"De las maquinarias, que son 254 que tenemos como administración directa de Vialidad, más del 73% está operativo".
Patricio Poza,
Está comprobado que las vacunas salvan vidas. El ejemplo más evidente es la inmunización de la población nacional contra el covid-19, lo que ayudó a controlar el avance de la pandemia y evitó innumerables muertes.
Sin embargo, hay otros virus que también causan complicaciones y pueden llegar a ser mortales en algunas personas de avanzada edad o deprimidas inmunológicamente. De ahí que sea necesario que la población de riesgo pueda tener las inmunizaciones correspondientes para enfrentar las complicaciones que trae la época más fría del año y que es, además, la de mayor circulación viral.
Es así como el análisis de los virus respiratorios de la presente temporada de invierno arroja que el virus de la Influenza A es el que más prevalece en circulación, seguido muy por debajo por el Rinovirus y más atrás por Adenovirus y SarsCov 2.
En ese contexto es que el avance en la campaña de vacunación en La Araucanía alcanza un 52 por ciento, según detalló este fin de semana el seremi de Salud de La Araucanía, Andrés Cuyul, quien además hizo un llamado a los grupos objetivos a acercarse a los vacunatorios y recibir las dosis correspondientes.
En La Araucanía se está realizando una campaña para incentivar a la población a tomar una actitud preventiva de cara al invierno, y entre las medidas implementadas se contempla puntos extraordinarios de inoculación extramuros, como los desarrollados durante el fin de semana en la sede del Colegio Médico y el Mall Portal Temuco de la capital regional.
Por ello, la población objetivo debe acercarse a los vacunatorios a recibir las inmunizaciones correspondientes. De ello dependerá pasar un invierno sin mayores complicaciones.
Habiendo celebrado la Ascensión del Señor, nos preparamos para Pentecostés. "El día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor, derrama profusamente el Espíritu" (Catecismo de la Iglesia Católica 731).
El Espíritu Santo comunica a la Iglesia y a cada persona los frutos de la redención de Cristo y cumple en nosotros las promesas del Señor. En primer lugar, la vida divina y el perdón de los pecados, que, merecidos por Cristo, se actualizan en el Bautismo, que es el nacimiento nuevo del agua y del Espíritu (ver Jn 3,5).
Muchas cosas se pueden decir del Espíritu Santo, pero quisiera destacar la afirmación de San Pablo: "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm 5,5). Si no fuera por la presencia y la acción del Divino Espíritu seríamos absolutamente incapaces de cumplir el más importante de los mandamientos, el del amor. En efecto, esto es lo que nos enseña Jesús: "Este es mi mandamiento: que ustedes se amen unos a otros, como yo los he amado" (Jn 15,12).
La vida cristiana de los hijos de Dios alcanza su perfección en el amor al modo como Cristo nos amó, dando su vida por nosotros. Es esta una verdad muchas repetida en el Nuevo Testamento: "Amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios… porque Dios es Amor" (1Jn 4,7.8). Haber nacido de Dios en el Bautismo, por la infusión del Espíritu Santo, nos capacita a amar con el mismo amor de Dios, a ejemplo de Cristo.
Como Cristo, el amor auténticamente cristiano es todo lo contrario a cualquier egoísmo disfrazado de amor. El verdadero amor lleva al don de sí para el bien del otro. Cristo da la vida por nosotros para nuestro bien. La conclusión que saca San Juan es que "también nosotros debemos dar la vida por los hermanos" (1Jn 3,16).
El valor testimonial del amor cristiano es inmenso, como lo atestiguan los Santos, por ejemplo, Francisco de Asís, Juan Pablo II, Teresa de Calcuta o Alberto Hurtado. Por eso, con cuánta razón dice el Señor: "En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si tienen amor unos para con otros" (Jn 13,35).
Amar como Cristo produce mucho bien en los demás, pero, sobre todo y en primer lugar, produce el mayor bien en quien ama. Saberse amado por Cristo y amar a los hermanos redunda en mi propio bien. Y una expresión de ese bien es la alegría cristiana.
Casi todos estamos aún muy lejos de vivir de este modo el amor. Pero para el Espíritu Santo nada es imposible. Hay que pedirle el don de amar como Cristo y alimentar ese amor en el sacramento de la caridad, que es la Eucaristía.