Censo y control territorial
Que no puedan ser censados los habitantes de la convulsionada comunidad de Temucuicui, en la comuna de Ercilla, es otra señal de claudicación del Estado frente a los grupos terroristas que operan en esta parte del país y la Macrozona Sur, ya que es sabido que integrantes de estas agrupaciones suelen esconderse en este lugar, con la seguridad de que ahí no serán encontrados, porque no existe control territorial por parte del Estado.
Lo que cuesta comprender es por qué el Estado no es capaz de adoptar las acciones necesarias para asegurar el ingreso a esa zona a censar a sus habitantes. ¿Acaso temen que al hacerlo exista un enfrentamiento de estas organizaciones criminales con las fuerzas policiales? Si esa es la razón, entonces hay un reconocimiento explícito de que es un área despojada del control territorial de Chile, lo cual representa un grave atentado a la soberanía nacional. El tema es que nadie quiere hacer explícita esa situación.
Se trata de un problema que tiene una dimensión política, social y económica. Política, porque es el Estado de Chile el que tiene un problema serio de soberanía en esa zona, al no poder ingresar para que rija el imperio de la ley chilena y no la de los violentistas. Social, porque tal como lo menciona el editorial del diario publicado hace unos días, al no conocerse cuántos y quiénes viven en esa comunidad, no se puede implementar políticas públicas en beneficio de sus habitantes. Y económica, porque mientras sigan ocurriendo actos terroristas, La Araucanía está condenada a vivir en el subdesarrollo.
Las señales son las que hablan y no los discursos, por lo que permitir que Temucuicui siga como un territorio autoexcluido del resto del país, explica en gran medida por qué hasta ahora se ha fracasado en resolver un problema de larga data.
Carmen Gloria Aravena, senadora por La Araucanía
Un debate absurdo
Recientemente en el Congreso se generó un debate respecto a la voluntariedad u obligatoriedad del voto. De hecho, en la Cámara de Diputados avanzó la idea de no multar a quienes, bajo el precepto de voto obligatorio, no ejerzan su derecho a sufragio. La medida, eso sí, fue rechazada por unanimidad en el Senado.
Lo anterior no deja de ser llamativo porque, precisamente, quienes más promueven y defienden la democracia buscan limitar la participación de la ciudadanía. Evidentemente que esto responde sólo a cuestiones electorales, a ese afán obsesivo de un sector ideológico por permanecer, usar y profitar del poder público - estatal.
Lo absurdo de todo esto es que la clase política no dimensiona el nivel de desafección y desconexión entre ellos y la ciudadanía. A esta última, lo que quieren es volver a creer y tener incentivos que les movilicen a las urnas, a saber: políticos que se ocupen y trabajen por la seguridad, por el crecimiento económico, por la generación de empleos, por salud digna, por una educación de calidad, por la probidad y otros tantos. De legislar cuestiones que favorezcan a la mayoría.
El servicio público debe ser profesional. Por lo mismo deben actuar con responsabilidad y empatía, entendiendo que tienen la gran oportunidad de servir al país y no buscar - permanentemente - servirse sólo a sí mismos.
Rodrigo Durán Guzmán
¿Es un buen negocio ser candidato en Chile?
¿Cree usted que podría llegar a ser un muy buen negocio para una persona el presentarse a candidato en una elección, si al final, por cada voto que recibe, le pagan un monto de dinero?
Hoy se paga por cada voto recibido $ 1.500, pero se propone cambiarlo a $975.
Entre nosotros, se imagina que toda vez que usted postulara a un trabajo, todos los gastos que tenga una vez terminado el proceso, le devolvieran el dinero que gastó...
¿Cuál es la razón que justificaría que se devuelva dinero por cada voto recibido?, ¿es para evitar el financiamiento a través de las funestas facturas y boletas truchas?, ¿se recuerda del caso Soquimich?
¿Cree usted que el reembolso, realmente le compensa al candidato lo que gastó en las "palomitas"?
Muchos piensan que es un muy buen negocio ser candidato en Chile, y dan como razón el que los nombres se repiten y se repiten, elección tras elección, a pesar que nunca son elegidos.
Luis Enrique Soler Milla