Dinero: ambición y codicia
Es verdad que todo ser humano necesita disponer del dinero para moverse en la vida. Así, tenemos el vocablo en diferentes lenguas: "money" en inglés; "geld" en alemán; "kuyin/cullin en mapudungun; "qian" en chino. Es como "el becerro de oro". Por ello se producen los conflictos desde el mismo belicismo económico, hasta lograr un fondo del Estado vía proyectos. Otra forma ingeniosa para vivir del Estado.
En sí mismo, el dinero no es bueno ni malo, todo depende del uso que hagamos de él; si lo usamos para el bien es bueno, si para el mal es malo. No podemos negar que - debido a la barbarie humana - el dinero resulta ser un factor básico en la vida convirtiendo a la humanidad actual en tremendamente codiciosa.
En el modelo económico que mueve al mundo, la gente no se conforma con poseer lo esencial, quiere siempre más (ambición). El asunto es que un profesional no necesita poseer dos o tres casas, tampoco necesita una gran extensión de tierras para cultivar alimentos, más de un auto de modelos recientes para movilizarse. Son los "fantásticos soñadores utópicos" o inmorales que abundan en la sociedad actual, sin mucho sentido de realidad. Cuando dependemos del dinero para conseguir fama, prestigio y posición social, otorgándole una importancia exagerada, sigue siendo perjudicial. Entonces surgen las luchas por tenerlo vía - incluso - de formas deshonestas. Pues miremos el mundo, ¡nuestra América!, la educación, la justicia, la medicina, las ingenierías y oficios en general. Una hora de clases vale menos que la reparación de una llave que gotea o la instalación de una chapa de puerta. Para qué mencionar una hora médica particular. O lo que cobra un abogado para iniciar un juicio. Bueno, allí están las "licitaciones públicas", la "mente de obra" y "mano de obra".
En la historia, nuestro ego - a través de las distintas tiendas políticas- ha defendido siempre las sensaciones de riqueza y poder, lujo y vanidad. Por eso, la codicia es la causa secreta del odio y las brutalidades actuales del mundo. Por dinero se acepta entrar a la política, se aceptan cargos de alto rango en el sistema económico y social trascendiendo más allá de la "auténtica vocación". ¿Sabe usted que a las orillas del Ganges (río de la India) viven muchos anacoretas que aborrecen el dinero (el otro extremo)? Sólo buscan eso que llamamos en la espiritualidad "liberación final".
La ambición es siempre un pozo muy profundo donde muchos se sumergen. Tiene un fondo con muchos matices, con cavernas y animales furiosos, figuras de santos y caras de demonios. El dinero fácil, y en poco tiempo, se encuentra en la izquierda o en la derecha. ¡Miremos entonces a nuestro alrededor!
Omer Silva Villena , profesor/ lingüista
Carmona, el PC y Maduro
Este domingo tuvo lugar en nuestro país una obra de teatro digna de análisis. Primer acto: el timonel del Partido Comunista, Lautaro Carmona, emplaza a Cancillería por la firma de Chile en una declaración conjunta que rechazó el fallo del Tribunal Supremo de Venezuela que ratifica la victoria de Maduro; Segundo acto: el Partido Comunista emite un comunicado, unas horas después de las declaraciones del timonel, en el que enfatiza en el rol conductor del Jefe de Estado, Gabriel Boric, en política exterior, sin embargo, habla más sobre las sanciones de Estados Unidos que de las violaciones a los derechos humanos; Tercer acto: Lautaro Carmona se desmarca del presidente Boric, emite una declaración completamente cuestionable al decir que no puede definir a Venezuela como dictadura si ve separación de poderes, y plantea dudas sobre si en Chile existe realmente dicha separación.
Sin duda, el Partido Comunista y su presidente viven en obra de fantasía, sobre todo cuando el 94% de los chilenos considera que lo que ocurre en Venezuela es una dictadura.
Tomás Ojeda Aravena
Dictamen
"Venezuela no es una dictadura" dictaminó el presidente de un partido , sin decir si esa conclusión ganó por 51% a 49% o perdió 33% a 67% porque, como en cualquier dictadura, en aquel partido no se acostumbra entregar las actas.
José Luis Hernández Vidal