En esta columna permanentemente se ha abogado por la descentralización y el regionalismo, lo cual muchas veces pareciera ser una lucha a contramano. Dado que en nuestro singular ecosistema político, social y económico nacional se actúa como si se hiciera la pega pero no se hace, es pura faramalla, la descentralizacion no avanza; más bien retrocede. Todo es puro discurso de la élite gobernante, izquierda y derecha de manera transversal inventando, imaginativamente y cada cierto tiempo, institucionalidad para los efectos, pero sin surtir ningún efecto. Un elite de todo orden, políticamente acomodaticia, que cree que el país se puede manejar a control remoto desde Santiago y veraneando en Pucón.
Un par de ejemplos, a fines de 1984 con Pinochet a cargo del buque, se creó el cargo de subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo y luego en 1985 surge la existencia legal de la Subdere. Esta repartición en ese entonces era dirigida por el BGL Patricio Serre, quien en reunión de trabajo con el equipo de la Serplac en Temuco expresaba que "el sería su primer y único subsecretario", dado que su función sería coordinar y hacer el seguimiento al traslado de los distintos ministerios hacia las regiones, para luego desaparecer, tanto el cargo como el organismo, una vez cumplida la tarea. Hoy por hoy, la Subdere es una de las reparticiones públicas que administra grandes cantidades de recursos en proyectos para los municipios y el cargo de subsecretario es uno de los más apetecidos por los distintos partidos a cargo del gobierno. Es cosa de ver cómo la procesión de alcaldes en busca de ayuda es interminable a lo largo de todo el año hacia esta repartición.
Al inicio de su mandato el Presidente Patricio Aylwin crea, al alero de Odeplan en octubre de 1990, el Fondo de Solidaridad e Inversión Social, FOSIS, como un servicio del Gobierno de Chile, cuyo propósito consistía esencialmente en contribuir a erradicar la extrema pobreza y combatir el desempleo. La idea original era que una vez superados los índices alarmantes de extrema pobreza y desempleo, esta instancia, al igual que la Subdere en sus inicios, se terminaría. Sin embargo, hoy después de 34 años, aún sigue vivita y coleando como un feudo centralista más para manejar recursos y poder desde la gran capital.
Por otra parte, y en tiempos actuales, el programa de gobierno del Presidente Gabriel Boric en su acápite sobre Descentralización y Gobiernos Regionales expresa entre otros: "enviaremos un proyecto de ley para eliminar la figura del delegado presidencial, debido a su redundancia con el rol de gobernador o gobernadora regional, la que genera ambigüedades administrativas e incluso obstrucciones al legítimo ejercicio de funciones de las y los gobernadores". Hasta el momento no hay señal alguna del interés por cumplir con este compromiso suscrito para acceder al poder en la elección presidencial correspondiente. La esperanza regionalista es lo último que se pierde.
Por su parte, al frente están las regiones y los liderazgos regionalistas cual pumas sin dientes, que rugen bajito para que no vaya a ser cosa que se puedan enojar los patrones. En resumen el país, cual fatídico hoyo negro, se va al carajo en cómodas cuotas mensuales, centralizándose peligrosamente sin que nadie diga ni pío o levante la voz.
En pocas palabras, la descentralización desde Pinochet a Boric ha sido una pura y soberana cantinela, repetitiva y alharaquienta, pero inexistente, puro bluff.