La carreta antes de los bueyes
En carta del jueves 19, la diputada Éricka Ñanco y Patricia Paillao, dan cuenta de la necesidad de promover la participación de mujeres indígenas en la esfera pública. Así, reconocen que es una virtud democrática tener una amplia pluralidad de participación ciudadana, donde uno de los grupos que requiere mayor integración son las mujeres indígenas; lo mismo podría decirse de otros grupos: los jóvenes, los adultos mayores, las personas que viven fuera de Santiago, etc.
Comparto y apoyo este llamado a promover la pluralidad en la participación, sobre todo en el ejercicio de los cargos públicos, pero difiero de la propuesta de las suscritas. Ellas proponen una ley de cuotas. Esto implica un mecanismo que fuerce la llegada al poder de aquel grupo que quieren relevar, obviando las virtudes y el mérito que se obtienen a través de un proceso igualitario y verdaderamente abierto de aprendizaje y luego, de competencia democrática.
Lo anterior es una rara paradoja, ya que Ñanco y Paillao reconocen que se han logrado resultados promoviendo liderazgos mediante la apertura del diálogo y la inclusión de mujeres dentro de sus comunidades, apoyado por el concejo y experiencia de otras mujeres que han recorrido largos caminos. También señalan que faltan oportunidades para desarrollar herramientas y conocimientos del ámbito público que les permitan llegar a ser buenas tomadoras de decisión. Este es el camino correcto, fomentar los espacios de participación, valorar el diálogo y avanzar en las oportunidades para adquirir el mérito necesario para ocupar cargos de poder.
Una ley de cuotas se salta este proceso, omitiendo la adquisición de virtudes y del mérito necesario para ser un buen tomador de decisiones, ya que en vez del mérito y el conocimiento, privilegia el origen étnico y el género, como si bastase una coincidencia biográfica con un sector de la ciudadanía para representarlos adecuadamente, olvidando además que los cargos de representación existen para bien de todos, no sólo de quienes comparten una etnia o sexo.
Marcelo Estrella Riquelme, cientista político
El rol de las regiones en el desarrollo turístico
Cada 27 de septiembre celebramos el Día Mundial del Turismo. Chile con su diversidad geográfica y cultural, tiene todas las herramientas para destacarse en este rubro, donde el rol de las regiones es clave.
En ese contexto, la formación de emprendedores turísticos en las regiones de Chile es esencial para ofrecer experiencias de calidad que atraigan a turistas nacionales e internacionales. No basta con tener hermosos paisajes o monumentos históricos; el servicio debe estar a la altura de las expectativas. En ese contexto, es fundamental impulsar programas que no sólo apunten a tener nuevas ideas de negocios, sino que también fortalezcan las habilidades de quienes los lideran, transformándolos en verdaderos embajadores de su territorio.
La actividad debe integrarse en las estrategias de desarrollo regional, promoviendo la sostenibilidad y respetando los ecosistemas locales. En este sentido, el trabajo colaborativo con los gobiernos regionales, municipios y comunidades es esencial para identificar las mejores oportunidades de desarrollo.
Roberto Cervela
Las muletas del Estado
Hace unos días, el Presidente de Argentina, Javier Milei, se dirigió al congreso trasandino, donde dio a conocer el presupuesto del año 2025 para su país. Fiel a su estilo disruptivo señaló: "No queremos las muletas del Estado, queremos vivir en libertad", evidenciando una fuerte crítica hacia el intervencionismo estatal y abogando por una reducción drástica del tamaño y la influencia del Estado, considerando que su intervención limita las libertades individuales y la capacidad de los ciudadanos para prosperar por sí mismos.
Un Estado limitado permite a las personas y empresas tomar decisiones que promuevan la innovación y la competencia, impulsa la eficiencia y la creación de bienes o servicios de mejor calidad a un menor precio, reduce la burocracia, incentiva la inversión y el emprendimiento, fomenta el crecimiento económico, reduce los impuestos y sobre todo genera mayores ganancias para las personas.
Adam Smith, en su libro "La Riqueza de las Naciones", da a conocer que aunque el mercado no es perfecto, es el mayor benefactor social; pues la mano invisible del mercado es siempre mejor que la garra del Estado.
Rubén Álvarez