Frases
"Se ha dicho hasta el cansancio, van dos años de investigación y no hay nada en mi contra".
Luciano Rivas,
"Nos propusimos impulsar una campaña a partir de las ideas, algo que trabajamos durante un año".
René Saffirio,
"Se ha dicho hasta el cansancio, van dos años de investigación y no hay nada en mi contra".
Luciano Rivas,
"Nos propusimos impulsar una campaña a partir de las ideas, algo que trabajamos durante un año".
René Saffirio,
Alarmantes datos sobre prácticas de riesgo en el tránsito local arrojó un reciente estudio de la Mutual de Seguridad que fue presentado al municipio de Temuco. Este análisis es el primero a nivel regional y entregó importantes antecedentes para entender el comportamiento vial en la capital regional y en él se aprecian preocupantes prácticas como la conducción a exceso de velocidad, falta de uso de cinturones de seguridad y además utilizar el teléfono celular mientras se conduce.
El informe es producto de un virtuoso convenio entre ambas instituciones y tuvo lugar en la intersección de las calles Caupolicán y San Martín, uno de los puntos más transitados de la ciudad y donde confluyen vehículos motorizados, ciclistas, scooter y peatones. Allí se empleó una cámara de alta tecnología, ubicada en el bandejón central de la vía Caupolicán, en dirección norte-sur, la que registró durante los 30 días de septiembre el paso de 205.136 vehículos. Este monitoreo incluyó un seguimiento detallado de la velocidad, el uso del cinturón y la manipulación de teléfonos móviles mientras se conducía.
Los resultados del estudio, lo cierto, es que preocupan, y reflejan actitudes que a diario se pueden apreciar por las calles de la ciudad, como la conducción por sobre los límites de velocidad en zonas urbanas, que tiene como límite los 50 kilómetros por hora, el uso por parte de los conductores del teléfono celular, lo que impide guiar los vehículos atentos a las condiciones del tránsito, además de que muchos conductores no usan el sistema de retención al interior de sus vehículos.
Los datos del estudio servirán de insumo para comenzar a analizar qué medidas deben implementarse en la ciudad en materia de fiscalización y prevención de situaciones de riesgo. Sin embargo, deben también ser un llamado a la conciencia de quienes se desplazan por el espacio público, principalmente automovilistas, para adoptar conductas de sana convivencia vial y acordes a la normativa vial que, en definitiva buscan evitar accidentes de tránsito.
Estamos iniciando Adviento, tiempo de esperanza y alegría en el Señor. El Padre, por amor a la humanidad, envió a su Hijo muy amado para rescatarnos del pecado, del mal y de la muerte. Cristo vino para salvarnos comunicándonos su propia vida en plenitud. Hemos sido creados por Dios con la finalidad de ser felices. Nuestra vocación última es mucho más que estudiar, trabajar y formar una familia. Todo esto tiene sentido en la medida en que se oriente a la plena felicidad, que no es otra que Dios mismo.
Adviento pone en el centro a Cristo. Es Él quien vino para ser nuestra salvación y nuestra vida. Nos dice: "Vengan a mí todos los que están cansados y agobiados, que Yo los aliviaré" (Mt 11,28), "porque el que viene a mí, no tendrá más ya hambre, y el que cree en mí, jamás tendrá sed" (Jn 6,35). Cristo vino para liberarnos de todo lo que nos hace mal y darnos lo que nos hace felices.
Cristo vino la primera vez como Salvador. Los cristianos, al decir "Ven, Señor Jesús", confesamos la fe en su segunda venida, con la esperanza de que vendrá para llevar a su plenitud su obra de salvación.
Entre la primera y la segunda venida, el Señor "subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso", pero no nos dejó solos. Cristo nos prometió: "Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,20). Sigue estando presente entre nosotros en su Iglesia por el anuncio de su Palabra y los Sacramentos, especialmente la Eucaristía. En efecto, "es, por tanto, perfecto su poder de salvar a los que por Cristo se acercan a Dios y siempre vive para interceder por ellos" (Hb 7,25).
Cristo, a quien se le dio todo poder en el cielo y en la tierra (ver Mt 28,18), sigue siendo el Buen Pastor que apacienta su rebaño, que conoce y ama a cada una de sus ovejas y da la vida por ellas (ver Jn 10,14-15). Tenemos la certeza de estar siempre acompañados por el Señor en nuestro camino por este mundo, aún en medio de las dificultades. La Iglesia y cada cristiano puede decir: "El Señor es mi Pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan" (Sal 23, 1-4).
Nuestra fe y esperanza en el amor del Señor nos hacen confiar en su providencia siempre presente en todos los grandes acontecimientos de la historia y en los más mínimos detalles de lo cotidiano de nuestra vida, pues "sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman" (Rm 8,28).
Adviento nos dice que la vida no viene de la nada y desemboca en la nada. Somos fruto del amor de Dios y nuestra meta es vivir en la eternidad del amor de Dios en la comunión de todos los santos.
Monseñor Francisco Javier Stegmeier,
obispo de la Diócesis de Villarrica