Frases
"Quedé tranquilo con lo que se hizo, pero esperando que con Rangers podamos dar un saltito más".
Mario Salas,
"Han sido días complejos, ya que hemos visto los estragos que ha causado el avance del fuego".
Álvaro Labraña,
"Quedé tranquilo con lo que se hizo, pero esperando que con Rangers podamos dar un saltito más".
Mario Salas,
"Han sido días complejos, ya que hemos visto los estragos que ha causado el avance del fuego".
Álvaro Labraña,
Miedo, amor, soledad, coraje, esperanza y resiliencia. Estas son solo algunas de las palabras que millones de personas utilizan para describir la experiencia de enfrentar el cáncer. Un proceso que involucra además de la complejidad de los tratamientos, la incertidumbre del futuro y la incansable búsqueda de la sanación.
No podemos negar que, a lo largo de los años, la ciencia ha logrado progresos extraordinarios en materia de tratamientos oncológicos. Pero tampoco podemos olvidar que el cáncer no es solo un conjunto de síntomas; es una experiencia transformadora de vida personal, emocional, social y física. El cáncer afecta al cuerpo, la mente, el espíritu, las relaciones y el día a día.
Tradicionalmente, el tratamiento del cáncer se ha enfocado en la enfermedad como entidad biológica, priorizando la eliminación de tumores y la prolongación de la vida. Y si bien estos objetivos son fundamentales, suele ocurrir que el paciente es reducido a una serie de resultados clínicos, estadísticas y protocolos estandarizados.
Pero, ¿qué pasa con la persona y su autonomía?, ¿dónde queda su bienestar emocional y sus miedos?, ¿cómo podemos asegurar que tenga una mejor calidad de vida y una mayor adherencia a su tratamiento? Esto nos hace repensar la forma en que cuidamos al paciente con cáncer.
La oncología debe considerar a la persona afectada por esta enfermedad como el centro de todas sus acciones. Ese es el llamado que nos hace la Unión Internacional contra el Cáncer (UICC), para conmemorar el Día Mundial y el inicio del mes de sensibilización sobre esta enfermedad, invitándonos a cambiar nuestra perspectiva.
Con ello, la voz, expectativas y experiencia de los pacientes deben ser relevadas y respetadas; y eso incluye asegurar que las personas tengan acceso a información oportuna y que sus valores y preferencias sean considerados, a través de un trato digno que reconoce su individualidad y el rol activo que pueden jugar durante la trayectoria de la enfermedad.
Esto nos invita como sociedad a mirar a la persona detrás del cáncer y a abogar en todos los espacios para que su dignidad y autonomía sean reconocidas. Nos debe movilizar para asegurarnos que el temor al diagnóstico, el estigma y la consecuente discriminación que pueden experimentar las personas debido al cáncer se erradiquen, para que nadie afectado por esta enfermedad se sienta vulnerable o vulnerado.
Poner a las personas en el centro de la oncología nos compromete a todos para formar una red de cuidados que brinde soporte y acompañamiento, pues si bien el cáncer transforma vidas, el apoyo lo transforma todo.
Dra. Paulina Bravo,
La crisis de la salud mental es una de las principales preocupaciones sanitarias en una parte importante del orbe. Sondeos recientes indican que en Chile casi el 40 por ciento de la población estima que los desórdenes mentales son la principal dificultad de salud, incluso por sobre la enfermedad de cáncer. La alta prevalencia de ansiedad y depresión, especialmente en jóvenes y adolescentes, y las campañas de concientización explican, en parte, esta razonable preocupación.
Así también, en paralelo a la concientización en salud mental, lamentablemente se ha instalado en la población una creciente tendencia a utilizar términos psicopatológicos para cualquier malestar emocional. De esta forma, un número cada vez mayor de personas, al experimentar dificultades, estrés o problemas que generan sufrimiento, etiquetan estas vivencias inmediatamente como si se tratase de enfermedades mentales.
La rápida propagación de esta perspectiva ha dado origen a situaciones inéditas, como, por ejemplo, que menores se refieran a las más mínimas dificultades como dando por hecho que sufren un cuadro de depresión.
De ahí que sea necesario que quienes manifiestan síntomas de algún problema de salud mental, tomen conciencia de ello o bien reciban el apoyo de otras personas y acudan a un médico especialista, que es el único profesional que puede determinar un diagnóstico certero y, de requerirse, el tratamiento farmacológico y la terapia indicada para enfrentar el problema.