"Jamás planeé mostrar mi arte y montar exposiciones"
Pese a su bajo perfil, a que no le gusta dar entrevistas y a que prefiere pintar en solitario, este artista visual originario de Lautaro y residente de Temuco, el cual ha trascendido las fronteras nacionales, es desde este año "ciudadano destacado" de esta última ciudad. Lo suyo ha sido "poner luz" a todo aquello que sorprende a sus ojos. Hoy, cuando los reflectores lo apuntan a él, comparte algunos pasajes de su singular historia.
A cuarenta y cuatro años de haber tomado con convicción los pinceles para dedicarse ciento por ciento a la pintura, el artista visual y pintor realista Carlos Raposo Sánchez es premiado por la ciudad que adopta para instalar su hogar (Temuco) como "ciudadano destacado" 2025.
Originario de Lautaro, casado con Leticia Méndez y padre de cinco hijos, muy a pesar de su bajo perfil, a los 71 años de vida, este talento sureño cuenta no sólo con exposiciones en Chile, Francia, España, Estados Unidos, Uruguay, Panamá y Argentina, sino también con una serie de distinciones que lo posicionan como Premio a la Trayectoria de la Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio; Hijo Benemérito y Embajador Cultural de Lautaro.
Si bien, muy a pesar suyo y por "cosas de la vida", cursa estudios superiores de Ingeniería Forestal (3 años) e Ingeniería Civil en Construcción (un semestre), y termina la carrera de Diseño Gráfico y Publicitario (U. de Chile), en 1981, alentado por su esposa, rompe su anonimato y se lanza a pintar sin restricciones como medio de expresión y forma solventar la vida; trabajo que principalmente ha hecho desde Temuco, por lo que - para él - el premio como "ciudadano destacado" es muy significativo.
- Carlos, ¿qué representa para usted el reciente reconocimiento entregado por Temuco?
- Nunca me lo esperé. Hace 26 años estoy radicado en Temuco y gran parte de lo que he hecho como artista lo he hecho desde acá. La verdad es que nunca he tenido el afán de ser reconocido (...). Ahora, recibir este reconocimiento es una inyección de optimismo, refuerza mis ganas de seguir adelante y me hace sentir que he aportado un granito de arena a Temuco y a la Región. Eso es muy significativo.
- Su currículum lo presenta como un artista pintor con título de diseñador gráfico y estudios en Ingeniería Forestal e Ingeniería Civil en Construcción. ¿Cómo termina dedicándose a las artes visuales?
- Porque era lo que me gustaba desde que tengo memoria. Yo siempre quise estudiar en la Escuela de Bellas Artes, pero no se dio. Las circunstancias de la vida me dieron la oportunidad de volver al arte y dedicarme a esto. Siempre fui feliz dibujando y pintando. Pero la verdad es que yo jamás planeé mostrar mi arte y hacer exposiciones. Cuando conocí a mi señora (Leticia), ella reconoció mi talento y me alentó a salir del anonimato. Gracias a ella hice mi primera exposición en el Liceo de Lautaro (...). Y fue tan exitosa que hasta salió en El Diario Austral. El paso siguiente fue Temuco. Expuse en el Hotel de La Frontera administrado por don Carlos Urzúa, Q.E.P.D., donde me fue muy bien. Vendí todo (...). Ahí me convencí. Dije: me gusta lo que hago, así que voy a dedicarme a esto. Así empecé, en la década de los 80. Al principio tuve muchos chascarros por mi temperamento. Uno de ellos fue con Carlos Cardoen, en el Hotel Pucón.
- ¿Quiénes son sus referentes o sus maestros?
- Yo cuando empecé a pintar no tenía referente alguno, sólo disfrutaba pintar. Con el tiempo fui conociendo y mi primer referente fue Claudio Bravo. Después, cuando viajé a Europa y visité los museos quedé fascinado con los pintores clásicos. Me impresionó Miguel Ángel, Velásquez y otros.
- Bodegones, paisajes, escenas rurales, retratos y personalidades el pueblo mapuche forman parte de su creación realista. ¿Cómo funciona su proceso creativo? ¿Qué lo gatilla?
- La inspiración viene de repente. A mí me gusta mucho caminar y de pronto veo algo que me llama la atención, me pregunto cómo sería si lo llevo a la tela, entonces, le doy fuerza a través de la luz. En general, suelo componer en el taller. Esa es una de mis formas. Puedo estar observando en directo el objeto a pintar, recrearlo de memoria o con apoyo de una fotografía. En el caso de la serie de loncos que pinté trabajé en vivo. Pero me gusta más pintar en mi taller, y solo.
- En entrevistas del pasado usted ha mencionado que una de las razones que lo mueve a pintar es "poner luz sobre algo para que la gente lo aprecie". ¿Puede explayarse acerca de esta idea?
- Sí. Para mí es algo evidente, porque ¿cómo le puedes dar vida a un objeto cotidiano? Poniéndole luz, iluminándolo. Uno mismo se integra a la pintura para que esta tenga alma. Y eso se logra con luces y sombras, con la ubicación, con la armonía. Es complejo. Y claro, esto tiene un lado filosófico también, porque en general la gente mira, pero no ve. Entonces, uno trata de resaltar escenas, objetos y personas para que sean apreciados y valorados. Eso es dar vida a las cosas. Y eso se lo debo al talento que Dios me dio.
- Son 44 años de trayectoria o viviendo de la pintura. De su vasto anecdotario, ¿qué historias puede compartir?
- Hay una anécdota muy buena. Fui a un fundo para realizar una pintura de una casa de campo. De pronto, viene un señor a caballo, uno de los capataces y me dice: señor, qué anda haciendo por aquí y le digo: es que encargaron pintar la casa. Ah, me responde, si me habían hablado algo. Pero le voy a dar un consejo. Yo creo que debería empezar por el techo, porque se está oxidando. Él creyó que yo era un pintor de brocha gorda. Otro chascarro parecido me pasó en un aeropuerto de España porque mi primer pasaporte decía 'pintor'.
- Carlos, ¿en qué proyectos se encuentra trabajando hoy?
- Tengo dos proyectos en mente. Uno es más complejo por cuestión de financiamiento. Se trata de hacer una serie de pinturas a gran formato acerca de la cultura mapuche, sus costumbres, objetos, deportes y cosmovisión, para que recorra chile y, si es posible, salga fuera del país (...). Ahora, luego de conocer los grandes museos, como el Prado, pude ver el efecto que puede tener la pintura de una escultura. Así que gustaría crear pinturas de esculturas famosas, porque si la pones en un espacio adecuado, una caja negra, ves la escultura no la pintura. Esos son los proyectos que tengo en mente.
"Hace 26 años estoy radicado en Temuco y gran parte de lo que he hecho como artista lo he hecho desde acá. La verdad es que nunca he tenido el afán de ser reconocido (...). Ahora, recibir este reconocimiento es una inyección de optimismo, refuerza mis ganas de seguir adelante y me hace sentir que he aportado un granito de arena a Temuco y a la Región".