Un problema al que se le debe hacer frente con decisión y medidas efectivas, para evitar más accidentes e incluso muertes en las rutas, es la mala calidad de los conductores. Esto porque es cosa de detenerse a mirar el tránsito en la capital regional para advertir una serie de faltas provocadas por conductores que se estacionan en lugares no habilitados para ello, circulan a exceso de velocidad, no respetan la señalética o bien conducen pendientes de sus teléfonos móviles.

De hecho, según expertos de la Comisión Nacional de Seguridad del Tránsito (Conaset), el analfabetismo vial en nuestro país podría alcanzar al 90 por ciento de los conductores, esto es, personas que guían un vehículo motorizado sin saber leer correctamente la señalética o bien simplemente no respetándola.

Consecuencia de esto es que a diario en la capital regional se registran colisiones y otros incidentes viales que perfectamente podrían haberse evitado de haber mediado más prudencia por parte de quienes guiaban esos vehículos.

De ahí que deben diseñarse estrategias que ayuden a mejorar la calidad de los conductores, más si tomamos en cuenta el explosivo crecimiento que experimentó el parque automotor en los últimos años, lo que, en definitiva, torna cada vez más estresante el desplazarse por el espacio público.

Por ello, hay que insistir, una vez más, en que guiar un vehículo motorizado requiere, además de habilidades técnicas, altos grados de responsabilidad ciudadana, toda vez que se trata de una acción que se desarrolla en el espacio público.

Todos lo sabemos, y mucho se ha dicho acerca de que la salud es un derecho inalienable; sin embargo, las brechas existentes entre la atención del sector privado y el público no han logrado ser superadas a pesar de los slogans y promesas de distintas administraciones.

Durante la última campaña municipal, quedó en evidencia que este tema es probablemente la principal demanda de la comunidad, y es necesario redoblar los esfuerzos en este sentido, generando un trabajo conjunto e intersectorial, que permita ir dando respuesta a temas tan sensibles como la atención de urgencia, las listas de espera y la infraestructura, sobre todo en aquellos recintos alejados de los centros urbanos, como las postas rurales, que muchas veces no cumplen con las exigencias mínimas para una atención digna, y que deben tener el mismo derecho a rondas médicas que se implementan en los Cesfam, para que estos últimos no colapsen.

En este sentido, los municipios tenemos la obligación de garantizar dichas rondas médicas y supervisar el proceso. Debemos ponernos a disposición para abordar esta tarea, generando alianzas y convenios que permitan avanzar, pero es necesario que el Estado se imponga de la realidad del sistema de salud en territorios que muchas veces están invisibilizados por la contingencia nacional y regional.

Nuestra principal tarea como gobiernos comunales es entregar espacios de participación a las organizaciones relacionadas a este tema, a los y las dirigentas y a la población en general. Los cambios no se hacen encerrados entre cuatro paredes, es necesario estar en terreno, conocer la realidad de manera directa, recoger la opinión de la ciudadanía y desde esa experiencia, generar un trabajo integral. Cada territorio tiene sus propias particularidades, y es necesario incorporar cada mirada para lograr ir dando respuesta a temas tan sensibles como la salud, que además implica otras áreas de gestión como la conectividad vial.

El concepto de "salud pública" es un bien altamente valorado por la ciudadanía, pero es necesario un cambio de mirada, en que no solo las personas con responsabilidad política se involucren en la tarea, sino que también los profesionales que tienen un compromiso con el Estado y que son el corazón del sistema, junto con técnicos y administrativos.

José Colihuil Binimelis,

alcalde de Freire