Cerca del 70% de las denuncias que recibe la Superintendencia de Educación tienen que ver con temas de convivencia escolar, por lo que el ciberacoso o ataques por redes sociales o internet es un tema relevante. Se recuerda que durante la pandemia aumentó el acoso digital, porque las clases presenciales fueron reemplazadas por la teleducación, y el computador fue el medio para relacionarse.

Hasta 2019 las víctimas de acoso eran de preferencia estudiantes mujeres, pero en los años siguientes las cifras se equilibraron con los ataques a hombres, porque se ha trasladado el maltrato físico hacia el mundo digital. Casi la totalidad de los niños y jóvenes tiene celulares, y la inmensa mayoría de ellos también tiene acceso a las redes a través de los computadores. Como contrapartida, se han masificado los ataques entre ellos mismos, especialmente en el ciclo que va de quinto a octavo básico, así como las propuestas con obscenidades que reciben de adultos que se esconden en la red y que llevan a delitos más graves.

El ciberbullying o ciberacoso es un concepto que ya se adoptó en nuestro país y da cuenta de los conflictos de relaciones entre los estudiantes, que al no ser resueltos por el colegio, se trasladan a los espacios virtuales, lo que revela que existen necesidades en la formación de los estudiantes y en la solución pacífica de los conflictos.

La Política Nacional de Convivencia Escolar del Ministerio de Educación, sugiere enfrentar el bullying y el ciberacoso cuando hay sobrenombres, burlas o comentarios irónicos reiterados hacia algún estudiante.

Desde 2015 la Superintendencia puso a disposición de las comunidades educativas la resolución pacífica de conflictos, para reconstruir la relación de colaboración y confianza que debe existir entre la familia y el colegio.

Ante esta realidad y la crueldad de algunos mensajes y fotografías que se envían, es necesario guiar a los escolares acerca del buen uso de las tecnologías y los riesgos que encierra su utilización indebida.

El cierre del año 2024 en materia de empleo no fue de los mejores para La Araucanía y plantea grandes desafíos para este 2025. En el último trimestre calendario de 2024: octubre-diciembre, la Región registró una tasa de desocupación de 9,5% siendo la más alta entre las 16 regiones de Chile. Esto se traduce en poco más de 45 mil personas sin empleo a nivel regional. Esta alta desocupación con que despidió 2024 La Araucanía estuvo incidida principalmente por las mujeres, ya que el desempleo femenino se ubicó en 11,0% mientras que el de los hombres llegó a 8,3%. Con esto, La Araucanía también se empinó lamentablemente como la región con el mayor desempleo femenino del país. En el caso de los hombres, se ubicaron en el lugar 4 entre las 16 regiones (ordenadas de mayor a menor desempleo).

En términos anuales, en la Región se crearon 7.270 nuevos empleos, los que, sin embargo, no fueron suficientes para absorber el aumento de 10.180 nuevas personas que se incorporaron a la fuerza de trabajo en el mismo periodo, con lo cual, los desocupados registraron un alza de 2.910 personas en 12 meses.

Por su parte, la tasa de participación laboral (personas que participan del mercado del trabajo como ocupados y/o desocupados expresada como porcentaje de la población en edad de trabajar) cerró 2024 en un 57,4% siendo la segunda más baja entre las regiones del país, superando solo a Ñuble (55,9%). Nuevamente esta baja participación laboral regional está influenciada por las mujeres, dado que la participación laboral femenina a fines de 2024 llegó apenas al 48,8%; mientras que en el caso de los hombres se ubicó en 66,6%.

Esto refleja que en participación laboral en La Araucanía se registra una brecha de género de -19,5 puntos porcentuales (pp.) en desmedro de las mujeres, es decir, la participación y acceso de la mujer al mundo del trabajo es significativamente menor en relación con los hombres.

En general, los datos laborales del recién pasado año no son alentadores para la Región, aunque se trata de una tendencia de los últimos años más que de una situación particular de 2024. A más de 5 años de la pandemia del covid-19 a la Región aún le faltan 30 mil empleos para recién volver a los niveles de ocupación que había previo a la pandemia. Es uno de los desafíos prioritarios en materia económica-social para este 2025. Se necesita de inversión, proyectos y medidas que aumenten la generación de empleo y el acceso en especial de las mujeres que están muy rezagadas.

No hay una solución única, se debe abordar cada rama económica con medidas específicas a sus problemas que mejoren dicho sector, y la suma de esas pequeñas mejoras sectoriales debieran contribuir a su vez a un mejor panorama general laboral para la Región.

Patricio Ramírez R.,

coordinador Observatorio Económico

y Social Universidad de La Frontera