Carabineros "chivo expiatorio"
Los partidos de fútbol profesional son espectáculos privados con fines de lucro, en los cuales se ven beneficiados pecuniariamente centenares de personas y que deben cumplir con las medidas de seguridad que la ley establece.
Los desórdenes ocurridos en el Estadio Monumental, en que hubo dos jóvenes fallecidos, tiene causas que son de absoluta responsabilidad de las autoridades y de los dirigentes que han organizado este espectáculo, en el cual hubo desórdenes y estampida de personas que originaron la caída de un cierre perimetral sobre estas víctimas.
La reacción de Carabineros para restablecer el orden ha sido una lógica reacción para evitar una tragedia aún mayor, pero, lamentablemente, la formalización de dos funcionarios de Carabineros, que como siempre son los "chivos expiatorios", constituye la única salida inmediata a la crisis, en que los verdaderos responsable con cara de inocencia "miran para el techo" y no asumen las responsabilidades propias de sus cargos.
Todos saben que los habituales desórdenes que ocurren en el fútbol profesional se deben a que se ha sido demasiado blandos y permisivos con barras bravas plagadas de delincuentes, controles de ingresos ineficaces y ausencia de registro de hinchas.
Ojalá esta vez la justicia se investigue profundamente y vaya a "la causa de la causa", para identificara los verdaderos responsables de esta tragedia y se desarrollen cursos de acción eficaces para que nunca más tengamos que lamentar hechos similares.
Iván Stenger Larenas, coronel ® de Carabineros
Sueldos millonarios
Deseo expresar mi profunda preocupación por la revelación de sueldos millonarios de ciertos funcionarios públicos, tal como lo ha informado un medio de comunicación. En un momento de restricción presupuestaria del país, resulta inaceptable que se mantengan salarios tan desproporcionados en la administración del Estado.
La existencia de 54 trabajadores en la biblioteca del Congreso y 72 empleados en ambas cámaras con sueldos exorbitantes, sumados a los 14 funcionarios que aún sobreviven al despido por la fallida compra de la casa de Allende, junto con un ejército comunicacional de 127 periodistas para solo 23 ministros, es un claro reflejo de una cultura de privilegios que no puede ser tolerada. Al respecto me pregunto ¿qué ocurrirá en otros estamentos del Estado?
Hago un llamado a las autoridades de todas las tendencias políticas para que implementen en forma urgente reformas para erradicar esta situación y a los periodistas para que denuncien estas inequidades. La falta de responsabilidad en el uso de los recursos públicos, que pertenecen a todos los chilenos, socava la confianza en el sistema político y profundiza las desigualdades en nuestra sociedad.
Eduardo Villalón Rojas
Normalización del alcohol al volante
El reciente accidente ocurrido en Providencia -donde un conductor en estado de ebriedad perdió el control de su vehículo y terminó incrustado en una vivienda- no solo conmociona por su violencia, sino que evidencia una peligrosa normalización del consumo irresponsable de alcohol estando al volante.
La última "Radiografía del Consumo de Alcohol", elaborada por Aprocor y Cadem, entrega señales preocupantes: un 35% de los chilenos considera "socialmente aceptable" manejar bajo los efectos del alcohol, y el principal temor de quienes lo hacen no es causar una tragedia, sino ser detenidos por Carabineros (57%).
Aún más inquietante es que sólo un 19% menciona como mayor preocupación provocar daño físico o la muerte a sus acompañantes.
Estos datos revelan una alarmante desconexión entre el consumo de alcohol y sus consecuencias reales. Un 56% de los encuestados cree que a la sociedad no le importan las muertes provocadas por accidentes, y un 33% de quienes conocen a alguien involucrado en uno de estos hechos no ha cambiado su conducta. Lamentar los accidentes después de ocurridos no basta. Como sociedad, debemos enfrentar y revertir esta cultura de permisividad. Cada decisión individual cuenta, y las consecuencias no son abstractas: hablamos de vidas humanas que están en juego y pueden perderse en segundos por un acto evitable.
Juan Pablo Solís, presidente de Aprocor