Dios predice el tiempo que el pueblo de Daniel viviría, y la etapa final de ese tiempo sería cuando el Mesías haría su aparición, al final de la semana 69.
Hubo períodos de tiempo anunciados por Dios de antemano para dejar saber cuál sería la duración de algunos eventos futuros. Por ejemplo, Dios le dejó saber a Abraham que su descendencia moraría en tierra ajena, y sería esclava allí, y que el tiempo de la opresión se extendería por 400 años (Gen. 15:13; Hech. 7:6).
Sin embargo, "el tiempo que los hijos de Israel habitaron en Egipto fue cuatrocientos treinta años. Y pasados los cuatrocientos treinta años, en el mismo día todas las huestes de Jehová salieron de la tierra de Egipto" (Éxodo 12:40-41).
Podemos decir que los 400 años de opresión formaron parte de los 430 años en total que los hijos de Israel habitaron en Egipto. No podemos decir que la profecía no se haya cumplido a la exactitud numérica sino que tuvo el cumplimiento tal y como Dios lo predijo, con unos años más que representaron aquellos en los cuales no sufrieron la opresión, posiblemente en los días de José (Éxodo 1:1-6). Pero muerto José y los de su generación (Éxodo 1:6), comienza a desarrollarse el período de la opresión a los hijos de Israel (Éxodo 1:7-14).
El conteo exacto del tiempo de la duración de un evento profetizado lo sabe Dios, nosotros solo sabemos si estamos viviendo en ese tiempo, y en qué etapa del mismo nos encontramos, si al comienzo o al final (Génesis 50:24).
Daniel pudo comprender que la palabra de Dios se había cumplido en cuanto al número de años (70) de la duración de la desolación de Jerusalén y optó por orar y pedirle a Dios por la restauración de su ciudad y su pueblo (Daniel 9:1-19). El ángel da la revelación de Dios a Daniel con respecto al futuro de Israel y de Jerusalén por quienes Daniel oraba (Daniel 9:20-23). Por medio de esta revelación, Dios le enseña que esto quiere decir que cuando apareciera el Mesías, ya Jerusalén habría sido restaurada y edificada. Pero la plaza y el muro volverían a ser edificados en tiempos angustiosos. Es decir, no iba a ser fácil la tarea de la re-edificación, con todo y emitida la orden. Aún más, en el verso 26 se le dice a Daniel que pasadas las 62 semanas se le quitaría la vida al Mesías.
Ahora no vamos a ignorar lo revelado a Daniel, pues, aquí en este asunto está envuelto el futuro nuestro y el del mundo entero, pues, toda esta profecía gira alrededor de quién hace que la misma tenga su cumplimiento, es decir, nuestro Señor y Salvador Jesucristo, ¡el Mesías Príncipe!, quien murió y resucitó para que vivamos con él.